L'OCTALOGO
   
L'OCTALOGO  PRESENTACION
 
Un dia 4 de Abril de 1951, en Santiago de Chile, siete cultores de la Navigaciòn a vela, se reunieron aldrededor de la mesa familiar del dr. Alfonso Leng, para fundar una Cofradia de amigos del yatismo. En Agosto del mismo ano el fundador n.ro 2 H.no Andelmo Hammer, durante una reuniòn en el Club Nàutico del Deportido Nacional en el balneario de Algarrobo, lanzò la idea de darle unos ribetes romànticos a la Cofradìa, llamandola por primera vez una nueva HERMANDAD DE LA COSTA.
El 7 de Noviembre de 1951, en unas de las primeras reuniones llamadad Zafarrancho en el Centro Espanol de Santiago, el fundador H.no Anselmo Hammer, de ha conocer una declaraciòn de respeto, conducta, hospitalidad y amor al Mar; principios contenidos en un OCTALOGO de ispiraciòn netamente marineras.
Se datermonò que èste OCTALOGO debìa ser aceptado por todos los Hermanos de la Costa, en solemne juramento al ingresar a la Cofradìa.
Este OCTALOGO de ordenes imperativas, que encausa la conducta y la filosofìa de vita de los Hermanos de la Costa ha sido interpretado por el Comodoro H.no Gigi Piccione de la Hermandad Italiana, con un profundo analisis Psico-Filosòico, en un trabajo acucioso de situaciones y conceptos. En èste anàlisis, encontraremos la razòn espiritual y el alcance profundo de los conceptos del OCTALOGO. No es la obediencia a leyes perentòrias, sino màs bièn la compenetraciòn pròpia de que la obediencia al mando del Capitàn o Lugarteniente, es un convencimiento intimo a su sabidurìa y conocimientos. El fundamento de la obediencia està en nuestra pròpia conciencia de Hermano.
Todos los puntos del OCTALOGO estàn tratados con igual amplitud, en un espìritu de paz y amistad universal, tratando de superar con la tolerancia, los errores humanos en nuestra convivencia fraterna. Leerlos es un regocijo para el espiritu, que engrandece a la HERMANDAD DE LA COSTA.
Gracias Comodoro Hermano Gigi Piccione.
22 - 4 - 1999 Santiago - Chile
  Aldo Devoto P. GHM
                           Vigia Internacional de ChilePREFACIO
 
Hermanos,
Amigos de la Hermandad de la Costa.
Os propongo mi propia interpretación del Octálogo, por varias razones:
Para suministraros un instrumento útil para vuestras reflexiones sobre el tema fundamental de la Hermandad de la Costa. Su principal e insustituible fuente normativa, el OCTALOGO.
Para entregaros la ocasión de interrogar sobre vuestras opiniones a propósito de la Hermandad y de sus leyes, confrontándolas con mis ideas y construyendo las vuestras.
Para que tengáis vosotros la justa orientación entre la Hermandad y sus relaciones con el mundo de la náutica, con el mar y sus innumerables problemas
Mi propuesta auspicia una profundización no sólo de carácter personal; sino a través de un diálogo con otros hermanos en el cual vuestro aporte sea esencial para los fines de la justa, recta y en el tiempo presente, definible comprensión de ellas.
Coloquémonos al trabajo comenzando por la primera ley.
 
PARTE PRIMERA
 
LAS LEYES

LEY PRIMERA
 
 
“Acata con respeto las órdenes del capitán como si fueran las de tu Padre Espiritual o Hermano Mayorâ€
 
“Obbedisci con rispetto agli ordini del Capitano como se fossero dati dal tuo Capo Spirituale o Fratello Maggioreâ€
 
 
 
1.- La interpretación. El análisis
 
Antes que todo es necesaria una interpretación lógica y analítica del precepto contenido en esta ley.
Los términos de los que ella se compone son:
“acata†“obbedisciâ€
“con respeto†“ con rispettoâ€
“las ordenes†“agli ordiniâ€
“del capitán†                         â€œdel capitanoâ€
“como si fueran las†“como se fossero datiâ€
“de tu Padre Espiritual†“dal tuo Capo Spiritualeâ€
“ O Hermano Mayor†“O Fratello Maggioreâ€
 

Examinémoslas singularmente
 
“acataâ€, “obedeceâ€. El término no deja dudas.
 
Se trata de una orden imperativa a la cual no pueden sustraerse.
El hermano debe obedecer las ordenes
 â€œCon respetoâ€, “con rispettoâ€. Es indicativo de la obligación, del deber asumir la posición espiritual ,de la disponibilidad, buena voluntad, transporte con atención y seriedad: la posición de la determinación y en el convencimiento de que las ordenes que ha recibido son justas, buenas y desinteresadas.
Lo opuesto es: con desconsideración, con burla, con suficiencia, con condescendencia, con superficialidad en la convicción de su error, inutilidad y futilidad. Si se lo sigue lo hace con convicción , tanto por contentar a quién lo solicita como un deber necesario sin utilidad ni consecuencias: un juego entre grandes por niños anagráficamente demasiado crecidos. Una obediencia que es la desobediencia, no creencia de la posibilidad del significado de la orden.
 
“las ordenesâ€, “agli ordiniâ€
 
El dar ordenes presupone una posición jerárquicamente superior y una inferior, con la subordinación del segundo sujeto al primer titular del poder de supremacía.
Con la obligación del segundo elemento de la naturaleza asociativa de la relación existente entre el capitán y el hermano para hacerlo con determinación.
 
“del Capitánâ€, “del Capitanoâ€
 
El término Capitán para los italianos, no es usual en la Hermandad.
Nosotros reconocemos una posición superior jerárquica del Lugarteniente en el ámbito de la mesa: al Gran Comodoro a nivel nacional
El término Capitán es propio de la Hermandad chilena y de otros para indicar el Capitán de la mesa local o nacional. Por lo tanto es el equivalente chileno de nuestro Lugarteniente y Gran Comodoro.
 
 
“como si fueran las†“como se fossero datiâ€
 
Esta similitud, esta equivalencia es esencial para entender el verdadero significado de la proposición imperativa contenida en la ley en examen.
Las ordenes del Capitán son aquellas que daría un Capitán Espiritual; tienen por lo tanto la misma validez, la misma calidad, la misma naturaleza.
No se trata por tanto de una relación jerárquica basada en la supremacía física de persona sobre persona, estructurada tal cual una ordenación militar o paramilitar, pero sí de un contenido ideal y espiritual.
 
 
“de tu Padre Espiritual†“ dal tuo Capo Spiritualeâ€
 
Nuestro Padre Espiritual, tal como lo entiendo no es un Jefe Espiritual que como muchos son reconocidos en el mundo de los hombres, todos dignos de respeto hacia los cuales les concede atención, admiración, pero tu Jefe Espiritual.
Según mi parecer el concepto de Padre Espiritual es más profundo que el de la traducción italiana que ha deseado dar su interpretación. También nosotros los italianos tenemos idéntica expresión y conocemos su significado.
El Padre según mi modesta información no es solamente el Jefe Espiritual ya que en el nombre del Padre es, insisto, un significado más profundo y más sublime que no tiene el de Jefe. Para mi el Padre tiene los títulos para ser el Jefe Espiritual, pero este en cuanto sólo podría no serlo el Padre.
¿Pero quién es el Padre Espiritual para el Octálogo?
En este sentido esotérico es aquel que íntimamente tu reconoces como tal, hacia el cual cultivas estimación y confianza, con quien se comparten ideas, opiniones, comportamientos, al cual reconoces una luz interior que lo caracteriza y lo distingue, que lo hace digno de atención a tus ojos, tu razón , tu mente y de tu conciencia.
En ellos hay un equilibrio interior , una medida en las formas, en el lenguaje, en las ideas que se saben propias.
Es como si se esperara que alguno las expusiera para tener una exacta opinión, quedando hasta el presente en la vaguedad de nuestro espíritu, en suspensión entre la aspiración, la exigencia de expresarlas y la formulación plena, correcta de nuestra verdadera consistencia, de nuestro más profundo significado.
Este es tu Padre Espiritual: quien llega a manifestar tus mismas ideas con mayor precisión, con un contenido más completo, mayor profundidad de imagen ,una íntima verdad de todo aquello que no se llegue a expresar y a pensar vaciado a tu imagen, de sus cualidades espirituales efectivamente poseídas y vividas.
En pocas palabras aquel que a tu examen, a tu evaluación, da pruebas convincentes de existencia entre alma y personalidad, entre mente y aspecto físico, esa armonía entre alma y personalidad, esa armonía que consciente o inconscientemente buscas y que en lo íntimo aspiras.
 
 
“o Hermano Mayor†“o Fratello Maggioreâ€
 
 
El concepto de Hermano Mayor lleva en sí los recuerdos de la infancia, de los primeros juegos y las primeras experiencias de la vida; de los años formativos del carácter, de la personalidad y de un modelo en el cual reflejarse, escogidos en cuanto más afines a nuestra propia realidad interior y familiar.
No es el Padre que te ha engendrado que tiene que ser también autoritario, que por la diferencia de edad está lejos de ti, pero el Hermano Mayor, más cercano porque es similar a ti, más comprensivo de los proyectos y afectuoso del similar, querido, estimado y admirado y al mismo tiempo accesible, desinteresado, protector y confidente. Aumentando el vínculo afectivo se han consolidado en numerosas pruebas de solidaridad, de comprensión y de complicidad, acrecentado a la luz de las comunes experiencias, como vida familiar y problemas comunes. A él se dirigen en el convencimiento de encontrar protección, ayuda fraterna y enseñanza cierta y calificada. Es tu Padre Espiritual alias tu Hermano Mayor mancomunados y juntos en una común verdad interior, que sólo se intuye incluso si no hay acuerdo.-
 
 
 
2.- La síntesis.
 
Si todo cuanto hemos dicho satisface nuestro sentido de lo verdadero, podemos arriesgar una interpretación sintetizada de la ley primera que nos consienta en captar el pensamiento de su gestor.
Debemos previamente encuadrar este precepto en el ámbito de la Hermandad para el cual él fue formulado.
La nuestra, aunque se refiere históricamente a la Hermandad de la Isla de la Tortuga, donde se navegaba, se combatía, se moría y se quedaba lisiado para toda la vida; donde la estructura jerárquica de las tripulaciones, la disciplina militar, la solidaridad entre hermanos era un hecho esencial para la supervivencia de todos, donde en el nombre de estas selecciones, llegaba a considerarse como esencialmente vivir y operar fuera de la ley, en las confrontaciones de los gobiernos regularmente constituidos, la nuestra, nuestra institución es siempre asociación deportiva del deporte náutico y de las otras maneras de manifestar el común amor por el mar.
Es este amor el que nos agrupa y que nos hace sentir y llamarnos uno al otro “Hermanosâ€.
   En base a este sentimiento de amor que nos asocia y une fuertemente, las órdenes del Capitán y la obligación de obediencia del Hermano asumen un significado esencialmente afectivo, espiritual, envuelto de cada aspecto físicamente obligatorio y constrictivo, sancionador.
De esta manera La Hermandad vive, opera y es reconocida en el ámbito de la ordenación jurídica, propia del estado nacional de pertenencia; en él desarrolla su actividad, utilizando los instrumentos jurídicos sociales propios de otras asociaciones de hecho, intercalando e insertando la propia acción en el respeto y la armonía con las leyes del Estado y las reglas de la sociedad civil.
Tanto es aceptable hasta que exista correspondencia de aquellas, las leyes, al derecho natural, porque los corsarios somos hombres libres habituados a vivir en el mar en estrecho contacto con la naturaleza.
En el ámbito de estos preceptos, el punto de mayor fuerza para esclarecer órdenes y obediencia se traslada hacia el componente espiritual del precepto: “con respeto hacia tu Padre Espiritual o Hermano Mayorâ€.
Nos ayuda la interpretación que tenemos sobre nosotros suministrados por estos conceptos:
El Capitán no es más el órganos jerárquico superior, encuadrado en una estructura militar que opera en navegación o en tierra: es el Padre Espiritual que no dará jamás órdenes, pero si que pretenderá obediencia.
El Hermano actuará según su propio sentimiento, en el convencimiento que sus ideas, opiniones, decisiones, coinciden por haberlo encontrado y/o intuido con aquellas del Padre.
La “obediencia†es por lo tanto fruto de un común convencimiento sobre la alegría, .sobre la utilidad de operar de un modo unitario.
Es una participación aceptada con la suma de un comportamiento que es fruto de un común Ideal de Hermandad que refleja la común voluntad en un verdadero sentido por la realización del bien, objeto de nuestra finalidad deportiva y asociativa.
La obediencia se transforma ahora en solicitar un deber, fruto de la justicia aceptada, verdad, belleza del ideal común que se desea realizar en el modo en que ella es cualitativa y esencialmente nos una.
El cumplimiento de estos deberes no se puede eludir sino alejándose de la Hermandad, rehusando los principios asumidos de un comportamiento pasivo de mero desinterés, que elude al separarse y abandonarlos.
En síntesis podemos afirmar que la ley primera predispone al hermano a la obediencia respetuosa, pero libre y digna debida a los capitanes en forma personal según su personal convencimiento, su Padre Espiritual.
 
 
 
3.- Los principios de la Primera Ley.
 
Detengámonos por un momento en el mundo ideal dominado por el precepto desarrollado en esta primera ley.
¿Qué principios nos preocupan?
Examinando el concepto, el rol, la posición del capitán.
En una normal asociación deportiva de nivel nacional y con separaciones periféricas, existe un presidente nacional, un presidente de la sección , ambos elegidos por los miembros, con poderes también personales y circunscritos en el reglamento. No puede ser ni siquiera como nuestro estatuto.
Pero ninguno de aquellos socios soñaría en considerar estas personas por la función que abarcan como Padres Espirituales o Hermanos Mayores.
   No es posible a nosotros minimizar la portada del Octálogo porque es el reglamento el que está en función de él y no viceversa.
La ley fundamental de la Hermandad de la Costa, a nivel mundial por deliberación nacional como por tratado es el
OCTALOGO
y ningún otro. A él se debe recurrir para informarse.
Debemos entonces retener que nuestra asociación no es simple como otra deportiva, pero tiene un quid que la diferencia y la hace única.
¿Qué es?
Son los principios.
Aquellos que encauzan de esta primera ley a mi mente son:
a) Principios de la Hermandad de la Costa
b) Principios de la Jerarquía Espiritual
c) Principios de la Obediencia Espiritual
Conquista importancia espiritual la figura del Padre Espiritual, de Hermano Mayor; el método de “como siâ€.
 
 
4.- Las aplicaciones prácticas
 
Desarrollemos ahora hipótesis concretas en aplicación de esta ley. Nos hemos pedido tantas veces:
¿Qué sucede si el Capitán no demuestra de poseer la cualidad del Jefe Espiritual o de Hermano Mayor?
¿Qué sucede si las ideas, opiniones que propone o que se ajustan de realizar carezcan de aquellos requisitos que rinden inmediatamente y convincentemente la capacidad de ser divisibles?
En situaciones del género siempre posibles entre los seres humanos, reemplaza efectivamente todo el mismo Octálogo con los luminosos preceptos contenidos en las leyes VII y VIII.
Además el Ordenamiento de la Hermandad contenido en nuestro Estatuto soportado por los precedentes actos deliberativos de los órganos Asociados (Naos).
Nuestro Ordenamiento en efecto contiene las garantías de un buen Gobierno y de un correcto financiamiento.
Son:
à La carga electiva del Capitán; Gran Comodoro, Lugarteniente.
à La breve duración de sus obligaciones.
à En función reflexiva del Consejo de los Cuatro, identifica funciones del Consejo de la Mesa en la Sede periférica.
à La función deliberativa del Gran Consejo, idéntica función de la Asamblea de los Hermanos de la Mesa.
Los organismos colegiados de consulta son recordados. Aconsejamos al Capitán prudencia y moderación: estos actos deliberativos concurren con el considerado “primus inter paresâ€, a la formación de la voluntad oficial de la Hermandad de la Costa, también en los casos de evidentes contrastes entre diferentes opiniones, diversas y contrastantes, diversas elecciones de programas, diversas metodologías de aplicaciones y de realizaciones.
El mismo Ordenamiento se preocupa , en el entretiempo, de crear un equilibrio propio entre estos Organismos Nacionales, en el ejercicio de sus poderes en funciones de las respectivas atribuciones con el reconocimiento a atribuir competencia directiva nacional a los órganos individuales; a los mayores de por vida y a aquellos que han sido electos.
A Los Comodoros, llamados en caso de vacaciones al puesto de Gran Comodoro regir la Hermandad de la Costa Regional por turno hasta cuando no sean establecidas nuevas elecciones.
A los Escribanos Mayores, Capitanes de Armamento, Armero Mayor, Experto, Consultor que a par con el Gran Comodoro Nacional resuelvan a nivel nacional las funciones estatutarias tal cual las individuales o agregadas en grupos de trabajo.
A los Condestables, a los Hermanos Mayores (en Italia el título tiene menos relevancia espiritual que en otras Hermandades) con funciones de iniciativa personal a su encargo.
Junto con atribuir funciones de consulta, control y jurisdicción a otro órgano colegiado de características mixtas tales:
à El Gran Consejo de los Siete Sabios
à El Gran Jurado
Esta estructura estatutariamente ideada y adaptada a las exigencias contingentes en el curso de decenios, absorbe plenamente los trabajos también si han sido retenidos, siempre. es más sabio retener los contrastes por el bien de la Asociación y de la Hermandad
En buena lid, la nuestra es y llega a ser una Hermandad ideal de apasionados del mar y del deporte que nos reúne en alegría y serenidad dando ejemplo a todos los ciudadanos de buenos sentimientos, de educación, de buen gusto, medida, pericia en las competencias náuticas.

LEY SEGUNDA
 
“No acometas con armas o malas palabras al Hermano de tu misma caleta ni de ninguna del litoralâ€

“Non attaccare con armi od ingiurie il Fratello del tuo stesso porto nè di alcun altro porto del litoraleâ€
 
1.- La interpretación. El análisis.
Probemos la interpretación del precepto contenido en esta ley.
 
Las partes de las cuales se compone son:
 
“no acometas†“Non attaccareâ€
“con armas o malas palabras†“ con armi ed ingiurieâ€
“ al Hermano†“il Fratelloâ€
“de tu misma caleta†“del tu stesso portoâ€
“ ni de ninguna del litoral† â€œnè di alcun altro del litoraleâ€
 
Examinésmoslas singularmente:
 
“No acometas†“Non attaccareâ€

También este precepto impone un preciso sentido que no deja dudas. Es una orden imperativa que no admite excepciones.
Consiste en el sentido de cumplir actos de actividad que puedan ser motivo de litigio, que puedan crear enemistades y desarmonías entre los Hermanos.
Que pueda quedar el equilibrio en las buenas relaciones de Hermandad recíprocas.
El precepto consiste en la tendencia de atacar voluntariamente o por negligencia, imprudencia o impericia al Hermano con armas o “malas palabrasâ€, con injurias.
La intención de ataque, a mi parecer, se refiere: tanto a la voluntad de la acción preordenada a ofender,cuanto el accionar culposo si, en cada caso dependiente de la gente, ofende al Hermano.
 
“Con armas o malas palabras†“con armi ed ingiurieâ€
 
 
“Las armasâ€: me parece que con este concepto se debe entender cualquier instrumento que pueda ofender la persona en sentido material o espiritual. También los medios de comunicación del pensamiento tradicional y/o espiritual. También los medios del pensamiento tradicional o moderno como la palabra, la estilográfica, los medios audiovisuales, son armas de ataque que pueden ofender de manera micidial.
“Las injuriasâ€: son ataques al Hermano ofendiéndolo en el decoro y el honor. También mediante escritos: mensajes, dibujos ofensivos, profiriendo contra él palabras injuriosas, haciéndolo objeto de errores; mortificándolo en su personalidad en todo aquello que pueda ser querido, en las cosas en las cuales cree, sobre las cuales está firmemente convencido y que constituyen los fundamentos de su impostación de vida y de su existencia.
La expresión “malas palabras†contiene las “injurias,â€pero a mi entender tiene un significado más extenso.
En idioma siciliano que mantiene muchas expresiones lingüísticas que vienen de la dominación española, la expresión equivalente es “me pegó con malas palabrasâ€, en italiano “ me las dijo de todos los coloresâ€, todas expresiones que contienen no sólo los términos injuriosos, también los modos ordinarios, villanos, mal educados, de apreciación personal negativa, de desprecio.
Cualquiera palabra, frase, que no sea manifestación de sentimientos de amistad, de amor fraterno, está comprendida entre estas malas palabras.
¿Qué cosa queda fuera de la superioridad, de los principios, entre los hermanos?
La máxima positiva: Ama al Hermano tuyo; estrecha su amistad, dialoga desde cerca y encuentra los puntos que armonizan con él: las aspiraciones, las necesidades que al Hermano se le puedan entregar; que tenemos como base de partida las recíprocas relaciones con en mar, con el barco; la experiencia de navegación; el recuerdo de las navegaciones en el mar, de las regatas, de los cruceros y de las travesías; para espaciar después en las naturales relaciones profesionales, sociales, en los empeños humanitarios y culturales, para estrechar en fin las opiniones, ideas comunes sobre las categorías generales que ocupan al espíritu humano en los sentimientos, en la visión y en el sentido de la vida.
En base a tales coincidentes afinidades, nace amistad, afecto sincero, que superan los límites del espacio y que van más allá de los confines de la Mesa Local, más allá de la Mesa Nacional.
Nace Hermandad independientemente de la lengua, del censo, de las ocupaciones, de la religión profesada, del grado de cultura personal, porque sobre todas estas diversidades se desarrolla la recíproca comprensión, la tolerancia.
Sentimientos sólidos que superan los confines del tiempo contingente, de la ocasión de encuentro, en la necesidad de una frecuencia asidua, porque los sentimientos, también la amistad son tan preciosas de no tener horizontes: van más allá del mar, del viento, de la bóveda estrellada, más allá de la vida.
El espacio lícito y aquel consentido: entre los Hermanos conversar, discutir, profundizar los temas de la discusión y el contraste de las opiniones también animadamente en ocasiones individuales, en convenios, en asambleas, para confrontarlas, superarlas, de donde nace con recíproca participación la solución más equilibrada y más justa.
Pero sin contestar al interlocutor con malas palabras, nunca separándose de este comportamiento que no sea manifestación de afecto, de amistad sincera, que sea respeto de las opiniones, de las ideas del otro cualquiera ella sea. Que sea una demostración de lealtad, de franqueza, sin usar nunca conceptos que indiquen dureza de expresión, de crítica, de juicios personales; ataques a la persona o a las decisiones que ella tomó. Ataques llevados con emotividad, con empuje, con amargura.
Porque ninguno puede pretender tener el don de la verdad y de la certeza, porque todos indistintamente nos afanamos , algunas veces incluso inútilmente, por una vida entera en la búsqueda de un punto base desde donde poder decir: donde estamos y como somos; donde poder lanzar el ancla, seguros de haber conquistado la calma y la serenidad del refugio.
 
“Al Hermano†“Il Fratelloâ€
¡No atacar al Hermano!
Es el Hermano de la Costa el corsario legítimamente tal en cuanto se ha embarcado en una Mesa de la Hermandad de la Costa, reconocida por tal en la Mesa Nacional de pertenencia.
En Italia es el Hermano inscrito en el rol de la Mesa, en consecuencia de la investidura y del juramento; la titularidad de la patente de Corso y del número de la bitácora.
 
“de tu misma caleta y de ninguna del litoral† â€œDel tuo stesso Porto nè di alcun altro Porto del litoraleâ€
 
La norma no menciona la “Mesaâ€, la “Tavolaâ€; la estructura local de la Asociación en la cual los Hermanos son enrolados para acudir a la navegación; denominación que debería existir cuando fue formulado el Octálogo.
Hace referencia al lugar en el cual ella ha sido armada: la “caletaâ€, el “puertoâ€.
En sentido más amplio también menciona cada caleta, cada puerto en el litoral.
El autor del Catálogo el Hermano Anselmo Hammer, ha deseado así salvaguardar las buenas relaciones entre los Hermanos de la Costa independientemente de la Mesa y/o de las Mesas de su pertenencia.
Los Hermanos son todos aquellos iguales a los de otra Mesa. Ellos pertenecen; no existen entre ellos diferencia, pero sí igual dignidad, no diverso nivel, pero sí consideración. En el trabajo está la igualdad que impone a cada uno de comportarse hacia otro con los mismos sentimientos de amistad, de respeto, que será practicado. Con ellas es posible dirigirse al Capitán, al Padre Espiritual o Hermano Mayor.
En la Mesa reina el orden, la armonía y la amistad fraterna.
En navegación cada uno de los Hermanos asume su propio rol y desarrolla sus trabajos propios y los encargos que le son entregados por el Capitán, el Lugarteniente.
En el puerto, fuera de servicio, el Hermano conversa y se entretiene amigablemente en la Mesa o en la banqueta con los otros Hermanos, ocupándose de los problemas de la náutica, de la navegación y del mar. Entreteniéndose y participando en las actividades de los hombres del litoral, ofreciendo su propio empuje, su propia experiencia; rindiéndose útil en cada circunstancia en la cual se deben absorber funciones o servicios que interesan a la náutica, al mar.
La unión de Hermandad en cambio, podría ser interpretada restrictivamente por los Hermanos, en el sentido de privilegiar su cariño, su amistad y consideraciones. Los Hermanos de la misma Mesa en la cual conviven en las reuniones, en la actividad, reteniendo así de haber resuelto positivamente los deberes que impone el Octálogo. Excluyendo implícitamente del vínculo afectivo, de las obligaciones y de las manifestaciones que ellas comportan, los Hermanos de las otras Mesas.
Cuando de hecho una jerarquía entre hermanos hacia los cuales más intensamente, con canales preferenciales o menos intensos sólo hasta la simple aceptación formal del vínculo, se manifiesta el mismo sentimiento , creando una disparidad de tratamiento profundamente inicua, que lo desnaturaliza, lo vicia, lo empobrece hasta llegar a tenerlo en los contenidos y en las manifestaciones como algo profundamente diverso y opuesto.
Como puede transformarse la pequeñez del hombre también en temas de sentimientos e ideales de amor, es una cosa increíble.
Es a este temido fenómeno que el creador del Octálogo ha deseado colocar remedio.
El sentimiento de Hermandad hacia los Hermanos, derivando la naturaleza y el carácter del amor universal, no conoce límites ni distinciones.
Todo en él está comprendido y todo de él es manifestación.
El es innato en la naturaleza del Hombre Bueno en el cual este sentimiento vive, manifestándolo espontáneamente en cada ocasión.
En nosotros Hermanos Corsarios, el amor de Hermandad nace de nuestro amor por el mar, este elemento oceánico entendido globalmente en su esencia, en sus contenidos, en su mundo material y en sus manifestaciones fenomenológicas.
Las relaciones de los corsarios entre ellos es como aquel existente entre una parte y el todo: de conocimiento intuitivo, de familiaridad, de facilidad de convivencia que consiente al Hermano de vivirlas y de vivir el mismo con los medios que logra disponer.
Este amor de común forma de vida y de relación con el mar y de todo lo que a él se refiere, ha hecho que estos hombres se hayan encontrado, entregando una parte de sus propios sentimientos, entregándose a las reglas con las cuales se han comprometido con un juramento de Hermandad, de fidelidad y de obediencia al mismo ideal.
Para rendir más fuertemente este vínculo se han idealmente llamado, asumiendo el título y los actos de la histórica Hermandad de la Costa en sus caracteres de común vida en el mar, de estrecho vínculo asociativo entre sus miembros, de común voluntad de batirse en combate y de arriesgar la propia vida no sólo para conquistar con los botines los medios del propio sustentamiento, pero también en nombre de un ideal de Patria, en la brecha contra el enemigo común.
En virtud de esta unión ideal, la actual Hermandad de la Costa vincula a apasionados del mar que tal sentimiento de amor, de respeto manifiestan en actividades que no sean dirigidas a fines de lucro que por este mismo íntimo sentimiento común exalten sus relaciones de amistad hasta calificarse como Hermanos, como los hombres nacidos de los mismos padres, teniendo en común la misma sangre, la misma calidad y los mismos caracteres genéticos.
Y juntos, Hermanos , vivan ésta su verdadera unión con el mundo del mar y viviéndolo se preocupen de preservar el objeto de tanto cariño, porque viva su vida eterna en los caracteres y en la concatenación existente por siempre y así permanezca en los siglos por el bien de la Tierra y de toda la Humanidad.
La universalidad de este sentimiento de Hermandad no tiene límites territoriales; en ella está comprendido cualquier Hermano de cualquiera Nao en el mismo puerto en cada puerto del litoral.
Y el litoral como línea continua de la costa unido en el horizonte con todos los mares del mundo, no tiene límite espacial ni temporal; todo lo abraza, todo lo contiene, todo lo individualiza como especifica.
La prohibición de beligerancia, el deber de la Hermandad hacia el Hermano no encuentran por lo tanto obstáculos de lugar ni mucho menos de idioma, de nacionalidad, de religión, de intereses políticos, económicos, sociales que estrechan a los hombres de tierra, cerrados en sus rígidos confines y en los intereses nacionales, limitados por las ilusorias pretensiones de superioridad y coartadas en la necesidad de la sobrevivencia.
En mar abierto todos somos iguales frente a El, a su inmensidad,. a sus múltiples cualidades y manifestaciones; de frente a la vida y a la muerte que da, preserva y quita.
 
 
 
 
 
 
2.- La síntesis
 
Podemos aventurar ahora una interpretación de la Segunda Ley que nos consienta de encontrar el pensamiento de su creador.
Individualizado el primer Precepto fundamental de la Hermandad en la obediencia al Jefe Espiritual se dirige al Hermano la primera exhortación contenida en esta ley:
“Que entre vosotros Hermanos de la Costa no exista más guerra sólo paz; que no se combatan batallas, pero si cruceros y paseos que se realicen entre ustedes y se exalte el amor de la Hermandad, que se viva en común la pasión y el amor por el mar de tal manera que podáis vivir en armonía y en amistad en cualquier lugar en que os encontréis y por siempreâ€.
 
 
 
3.- Los principios de la Segunda Ley
 
¿ De esta ley cuáles principios podemos extraer? A mi me parece:
a) Principios de la paz y de la amistad
b) Principios de la igualdad de los Hermanos
c) Principios de tolerancia
d) Principios de la universalidad del precepto
 
 
 
4.- Las aplicaciones prácticas
 
Por las necesidades prácticas de ejecución de la ley hagamos hipótesis concretas.
à ¿Qué sucede si un Hermano te ataca?
à ¿Qué sucede si te ataca con razón o sin ella?
à ¿Cómo tienes tú que reaccionar frente a un ataque del otro?
La respuesta me parece contenida en la Ley Cuarta “Según como tu los trates tus Hermanos te tratarán; el Capitán alabará tu espíritu fraterno o te castigaráâ€.
No valdrán las siguientes afirmaciones:
à El Hermano no debe atacar equivocadamente.
à El Hermano debe regular su propio comportamiento hacia llegar a un espíritu fraterno.
à Pero si es atacado injustamente con armas y con injurias tiene el derecho de reaccionar y puede contestar con los otros Hermanos reservando para el atacante el mismo tratamiento.
à Cuidando que el comportamiento evolucione hacia espíritu fraterno para no incurrir en el juicio negativo del propio Capitán.
à Si es atacado con razón, debe reconocerlo castigando su propio orgullo por tener la comprensión de los Hermanos y los elogios del Capitán.
¿Así sucede si el ataque no ha sido dirigido sólo al Hermano pero sí a la generalidad de los Hermanos y a aquellos que gobiernan la Hermandad?
El ataque ha fallado, me parece que en este caso se ha roto el vínculo de Hermandad, el Hermano como tal ya no lo es y será desembarcado.
Ataque con razón: el Hermano tiene el deber de tomar la iniciativa que el caso solicita, en las sedes establecidas más cercanas para que exponga sus razones, denuncie hechos concretos y sea escoltado; que sobre sus hechos comentados se abra un debate en el cual los Hermanos en espíritu fraterno expriman sus opiniones y la voluntad colegiada.
En la esperanza que todo concluye luego y bien, bajo el amparo de lo verdadero y de lo justo por el bien de la Hermandad de la Costa.

LEY TERCERA
 
“Recibe en tu nave al Hermano que te visita: ofrécele refrigerio en tu mesa y el mejor coy de tu camaroteâ€.
 
“Ricevi sulla tua nave il Fratello che ti visita, offrigli un posto a la tua tavola e la migliore branda della tua cabinaâ€.
 
 
1.- La interpretación. El análisis.
 
Interpretamos el concepto contenido en esta ley.
 
Los términos de los cuales ella se compone son:
 
“recibe†“riceviâ€
“en tu nave†“sulla tua naveâ€
“al Hermano que te visita†“il Fratello che ti visitaâ€
“ofrécele refrigerio en tu mesa†“un posto alla tua tavolaâ€
“y el mejor coy†“ e la migliore brandaâ€
“de tu camarote†                  â€œdella tua cabinaâ€
 
Examinémosla singularmente:
 
“recibe†“riceviâ€
El término es siempre imperativo, el comando dirigido al Hermano es de “recibirâ€, acoger con los honores y la importancia que el evento solicita, el Hermano que viene a visitarte.
 
“en tu nave†“sulla tua naveâ€
Está indicado el lugar de acogida que no puede tener otra denominación que no sea aquella de la “naveâ€, este término representa el lenguaje náutico; el lugar en el cual el Hermano vive permanentemente y no debe ser, a mi parecer, circunscrito a la barca con la cual navega y con la cual vive su propia experiencia marinera; sino cualquiera residencia en la cual él mismo haya tenido una relación de posesión, el lugar en el cual haya tenido completo dominio.
 
“al Hermano que te visita†“il Fratello che ti visitaâ€
El Hermano visitante debe presentarse mostrando al Hermano visitado sus credenciales, para que sea reconocido como tal. En Italia son: la Patente de Corso y el último registro de las insignias numeradas de lo cual resulta la actualidad sobre la regla de embarque, la Mesa de pertenencia y su calificación.-
El solicitará el permiso de subir a bordo de la nave del Hermano, le pedirá el permiso de ser admitido en su residencia para ser escuchado como así conviene.
 
“Ofrécele†“Offrigliâ€
Debe acogerlo colocándose a su disposición por cuanto pueda ocurrirle y las necesidades en una circunstancia particular.
 
“Ofrécele refrigerio en tu mesaâ€
El sentido literal significa ofrecerle el refresco del cual tiene necesidad para calmar su sed: “Refrigerio†hace recordar a la mente el precepto de “dar de beber al sedientoâ€, pero expresa a mi parecer algo de más
Porque no es sólo el gesto obligado esencial de “dar de beber†para calmar la sed de otro: es todo un comportamiento que comprende la hospitalidad en tu mesa, la invitación de sentarse en tu mesa y nutrirse de los platos y de los manjares que le han sido ofrecidos.
 
“un lugar en tu mesa†“un posto alla tua tavolaâ€
En sentido más amplio me parece que desea indicar la oferta de una hospitalidad que sea la mejor posible; la más afín a un Hermano, a un par hacia el cual entregas respeto, amistad y simpatía.
Admitirlo en tu mesa significa el mejor tratamiento de hospitalidad que se pueda ofrecer porque se le ha de sentar con las personas más íntimas de tu familia como si fuera de ella.
“Un lugar en la mesa†es necesario para satisfacerlo, y a la concurrencia, para calmar su hambre si ello es necesario.
 
“y el mejor coy de tu camarote†“ e la migliore branda della tua cabinaâ€
 
Un coy es necesario para permitir al huésped de descansar y de dormir.
Pero al Hermano visitante no se le debe dar un lugar sobre el cual se distienda, le es debido el mejor coy: el lecho más cómodo, más protegido, donde mejor pueda descansar sin que sea despertado o turbado en su sueño reparador.
Pero también el “mejor coyâ€, “la branda migliore†no es suficiente para acoger un Hermano que te visita; ocurre que sea “de tu camarote†“della tua cabina†esto es la parte que reservas para ti o la persona que te es más querida; porque reconoces que es la mejor en absoluto, aquella la cual es mejor que las otras, puede extenderse, reposar tranquilamente en cualquier momento, en cualquiera circunstancia de tiempo y de mar; la más segura, la más seca, la más cómoda.
Figurativamente se entiende el “colocar a disposición para resolver los eventuales problemas que lo angustien, operando en el ámbito de lo justo, de lo lícito, de las normas del convivir civilâ€; de la propia posibilidad, pero con tanta buena voluntad de los Hermanos que se puedan encontrar en situaciones similares.
Lo opuesto es: una acogida tolerada, mal soportada, floja, distraída, simplemente formal; que subentiende el cumplimiento de un deber sin ninguna participación afectiva, sin ningún convencimiento de acceder a un lugar agradable que da alegría , satisfacción y suavidad.
Porque si se lee en los ojos del Hermano agraviado su falta de confianza, la indiferencia, el difícil soportar la tolerancia del hecho que se cumple, que si ofrece el sacrificio que la hospitalidad solicita sea rápido y sin dolor. Porque si desea demostrar que también pesa el tener que hacerlo, se está en regla y es una necesidad absoluta de los deberes del Octálogo.
 
 
 2.- La síntesis
 
Esclarecido en el modo que ha sido posible el significado de esta Ley Tercera, veamos de darle una interpretación sintética que nos consienta de clarificar o salir al pensamiento de su creador.                                                                                                                                                                    
Esta es la exposición:

“Ejecuta con alegría y con empeño tus deberes de hospitalidad hacia el Hermano†hasta que él mismo haya de estar orgulloso y tenga que reforzar la creencia, la confianza hacia esta Asociación; su convencimiento de la seriedad de los sentimientos de amor en el cual se basan y los vínculos sinceros de amistad que de ellos mismos emanan.
Y llevándolos al propio, y hacia otros ejemplos realices los mismos preceptos en tu corazón y en los vínculos con los otros Hermanos porque todos indistintamente puedan gozar de la misma hospitalidad y del mismo tratamiento fraterno.
De este modo se renueva en cada ocasión y se perpetúa en el tiempo, el principio de la hospitalidad entre los Hermanos de la Costa de vez en vez enriqueciéndose con los mismos conceptos, de otras manifestaciones; todos de recordar, de contar, apreciar por el sentimiento de Hermandad que está en la base; de la buena voluntad de hacer lo mejor para demostrarlo, para hacerlo grato al huésped
 
 
 
3.- Principios de la Ley Tercera
 
¿Cuáles principios podemos extraer de la Ley Tercera
   A mi parecer:
a) Principio de la hospitalidad entre los Hermanos.
b) Principio de la solidaridad.

4.- Las aplicaciones prácticas.
 
Examinemos ahora qué aspectos.
Los casos de hospitalidad y ¿ el modo de entenderlo .
La hospitalidad que es debida al Hermano que está de visita.
¿Qué sucede si esto ocurre de una a más personas? .¿Qué cosa sucede si debe permanecer no de visita pero sí por varios días?
“Est modus in rebus†(Existe una medida para todas las cosas). Es cuestión de educación, de buen gusto, de respeto recíproco.
Ninguno de los Hermanos abusaría jamás de este derecho de visita para comprometer sus buenos sentimientos en quién te de alojamiento y solicitar más de cuanto sea posible , ya que él mismo en iguales condiciones no estaría pronto a darlo.
Pero en la hospitalidad están comprendidos tantos pequeños servicios, tanta gentileza, tanta comodidad que hacen tan cómodo a quién se encuentra en un lugar a él extraño, donde no se conozca o sea difícil comunicarse si no se conoce el idioma.
La necesidad del Hermano que visita y la posibilidad del huésped de satisfacerla , aunque sea con un solo acto de buena voluntad, pueden ser tantas y tales que resolver también un pequeño problema puede ser motivo de grandes gratitudes.
Todo es fruto de buena voluntad, de espíritu de servicio, de afecto hacia nuestra Hermandad de la Costa.
El límite del alojar, al solicitar y al hacer el resultado de una clara y real relación entre Hermanos que tienen una ocasión más para entenderse y estrecharse durante el tiempo en una sólida y cálida amistad.
La solidaridad entre Hermanos es una extensión del deber de hospitalidad, no es hipotecable, cada vez que sea necesario intervenir en socorro de un Hermano que se encuentra en dificultades en el mar, en navegación o a favor y defensa de él , que se encuentra lejano de su propia tierra en contraste hacia otras personas, es el estado para asistirlo y aconsejarlo como para hacer valer una demanda justa y lícita en cuya solicitud está interesado.

LEY CUARTA
 
 
“Como trates a tus Hermanos serás correspondido y el Capitán alabará tu Fraternidad o te castigaráâ€.
 
“Secondo come tu li tratti, i tuoi Fratelli ti tratterano; il Capitano lodera il tuo spirito fraterno o ti puniraâ€.
 
1.- La interpretación. El análisis.
 
Los términos de que se compone esta Ley son:
1.) “Como trates a tus hermanos serás correspondidoâ€
“Secondo come tu li tratti i tuoi fratelli ti tratterannoâ€
 
La norma regula el comportamiento del Hermano en sus confrontaciones con los otros Hermanos.
Aquí no está dispuesto una orden imperativa como aquella que hemos constatado en las leyes precedentes.
El comportamiento del Hermano hacia los otros Hermanos está dejado a una libre selección como consecuencia de tomar una decisión en la madurez del hombre del cual se hace referencia.
Una orden en este caso no tendría sentido, incluso sería según mi criterio un grave error; sería inútil y con consecuencias imprevisibles.
    No hay reglas del comportamiento para imponer que sean respetadas y así informarse no sólo de la enunciación del principio moral expuesto en términos felizmente simples, sencillos y eficaces, propios de la gente de mar.
La regla es: “Como tu los trates te trataránâ€, “Serás correspondidoâ€.
La libertad de selección del Hermano es y debe ser incondicional: en un sentido o en el otro, en el bien o en el mal, en la palabra, en los comportamiento y en los actos.
Que su decisión sea libre de vínculos y condicionamientos; que sea fruto de una voluntad libremente determinada.
Que sepa el Hermano que su selección correspondería a la atribución equivalente a él de todo el mérito o demérito de la acción cumplida.
El Hermano haga lo necesario que deba hacer frente a sus Hermanos: que se regule como se le ha dicho el corazón y la mente, o la conveniencia o el personal egoísmo.
En la Hermandad existe tanto el afecto, amor y respeto; si en esta atmósfera de sentimientos superiores el Hermano escoge proceder en el mal camino y no en el bueno,en la hostilidad más que en la amistad, en la indiferencia más que en la alegría; es él y sólo él a quién se le atribuirá el comportamiento con las consecuencias que deriven de la justa reacción de los otros Hermanos.
* Todo lo puede decidir y hacerlo:
- Elevarse lejos en las ideas, en los sentimientos, en los gestos, en los actos, en los comportamientos, hacia la dificultosa e imprevista escala de valores humanos. Del amor fraterno, del simple sentimiento de amistad silencioso, afectuoso, captado por el interlocutor en el gesto, en la mirada cordial que le dirige al Hermano; en la capacidad de escuchar la conversación, en la atención, en la solidaridad hacia sus problemas; de la tolerancia de sus límites, de sus defectos, de sus limitaciones y a tantos otros comportamientos que denotan disponibilidad y firme voluntad de apoyo, de ayuda con el activarse hacia lo que sea necesario hacer para ir al encuentro del Hermano.
El todo puede hacer que de una imagen de la existencia íntima de un sincero cariño fraterno sin nada que solicitar a cambio o íntimamente seguro que el bien que ha sembrado dará una cosecha, que la buena acción que ha cumplido será retribuida.
Que el afecto fraterno que ha cultivado de esta manera y además manifestado, será entendido en su justo significado, apreciado, destacado como un claro ejemplo de Hermandad, citado por cien veces y cien veces más.
- O hundir en la hostilidad activa y la violencia verbal, en los modos, con acritud, con expresiones malévolas, injuriosas o difamatorias.
O permanecer inerte, impasible, desinteresado en las instancias de solicitudes de socorro que son solicitadas por el Hermano y donde lo necesite, por otra parte sordo a todo reclamo y a toda instancia.
O ser el Capitán que tenga voluntariamente un comportamiento imperativo en la colaboración y en la participación del Hermano, destinado a aislarlo, a excluirlo de las actividades de la Nao y que permanezca afuera abandonado sin su culpa en una isla desierta.
Que sepa que su selección será la más selecta hecha por los Hermanos, que esta selección será de idéntico peso, de igual medida, será siempre también si ocurriera el tiempo, pero seguramente inexorable, objetivamente en perfecto equilibrio entre el recibido y el entregado, entre el no entregado o no hecho y el que no se ha rendido cuenta.
¡ Qué ejemplar manifestación de la justicia de los hombres!
Pero o necesariamente una justicia administrada, aplicada, decidida que sería consecuencia del caso sobredimensionado del cual sería necesario tomar conocimiento, conocerlo, para juzgar y emitir la justa sanción según el Ordenamiento Estatutario propio de aquella Hermandad, cuando la reacción espontánea del Hermano, de los Hermanos a la acción, omisión, negativa del otro Hermano; sin que sea necesaria una garantía del acto oficial, pero sí que se realice en dirección automática, espontáneamente cualquiera aplicación de otra ley, percibida claramente por todos los hombres como justa:
“Aquello que tu hagas se te demandará ahora y siempre.â€
Acciones equivocadas, fruto de errores, de negligencia cumplida en buena fe. Equívocos por erróneas interpretaciones de un hecho, una palabra, una expresión que puedan turbar las buenas relaciones entre los Hermanos son siempre posibles.
En tales circunstancias es suficiente una llamada de atención que explique los hechos o las expresiones dobles y concluya el litigio en una fraterna conciliación.
* Este precepto moral es diverso de:
“Ama al prójimo como a ti mismoâ€, porque: esto contiene una imposición que proviene de un Ser Superior que está impuesto al sujeto agente; está dirigido sólo en un sentido positivo hacia el bien; transforma el amor suyo, seguramente egoísta en amor hacia los otros; un amor igualado y balanceado entre la necesidad, la conveniencia y la satisfacción de las necesidades. Necesitas hacia ellos el reconocimiento que sea, por otra parte, debido a los otros en sentimientos de amor, de ayuda, de respeto, de estima y a su vez tangible en cuanto algo esperes, auspicios por si deba reconocerlo y darlo a los demás, al su próximo.
En la Ley Cuarta se ha dirigido desde el autor a sus pares, a un hombre como él al cual se reconoce porque ha intuido dentro de sí la calidad suprema, básica del ser humano sin la cual no existiría la ley de los Opuestos: la existencia del bien absoluto y del mal absoluto, del bien y del mal, de lo positivo, de lo negativo, de lo justo e injusto, la esclavitud, lo verdadero y lo falso y así cuanto existe en esencia y en manifestación siempre en mayor y más intensa unión.
La cualidad de libre arbitrio.
 
 
2.) “ Y el Capitán alabará tu Fraternidad o te castigaráâ€
“ Il Capitano loderà il tuo spirito fraterno o ti puniràâ€
 
Está, por lo tanto, el Capitán, el Padre Espiritual, el Hermano Mayor que observa amorosamente, pero también objetivamente el comportamiento de los Hermanos y de la Mesa (Nao) Nacional.
Anota y evalúa sus propias palabras, el comportamiento de la Mesa(de la Nao) en el mar, en el muelle, hacia los Hermanos, hacia las demás personas.
Y entrega al Hermano todo lo que es debido a sus méritos, también los desméritos.
En relación a todo lo que le constará lo alabará frente a todos para que sea un ejemplo de todos, porque le reconozcan los méritos atribuidos considerándolo un elemento seguro para la buena navegación de la Nao; un Hermano con el cual poder contar en el momento de peligro o de tenerle confianza donde sea necesario para conducir la nave.
Lo amonestará frente a todos para que todos entiendan que el error irresponsable cometido en la navegación debe ser castigado con mano firme y sin debilidades; porque cada navegación es siempre arriesgada y la mala conducta de uno puede hacer peligrar la vida de la nave y el buen éxito del proyecto que se ha elaborado para ser felizmente realizado.
Fuera de estos esquemas, de estas reglas en las relaciones entre los Hermanos aparece la incoherencia, la superficialidad, no queda más que el juego pueril, hipócrita, de desear aparecer sin serlo, de desear lucir las plumas del pavo sin tener nada de ello.
 
 
 
 
La nuestra es una asociación que hemos aceptado como la antigua Hermandad de la Costa; hemos admitido que esta Hermandad en armas sobrevivía en mérito a pactos comunes, en la disciplina jerárquica, de la estructura interna asociada con principios de solidaridad y de presentimiento, del poder disciplinario y de sanción del capitán.
La nuestra es una Asociación unida al amor fraterno, al amor por el mar.
¿ Qué poder tiene hoy el Capitán sobre el destino de su dotación, de sus Hermanos?
En el Octálogo el poder punitivo está colocado en manos de la habilidad del Capitán, pero está claro que al estar él ausente, no puede prever que la amonestación sea en los casos más graves, a través de gestiones intermedias, el desembarco definitivo.
Consintiendo a los Hermanos de la Nao de liberarse de la presencia de un hombre que se ha demostrado indigno de utilizar las insignias de la Hermandad y de mofarse del título de Hermano.
Cuanto hemos observado está en relación a las hipótesis comportamentales del Hermano hacia sus Hermanos, regulada por precepto contenido en esta Ley.
Debemos por lo tanto preguntarnos: ¿ En qué consiste la presente Regla?
¿Cuál puede ser el comportamiento que el Hermano puede tener en plena libertad , sin el temor de causar las iras de los Hermanos de Mérito y del Capitán?
-¿Qué cosa puede hacer para estar en regla con sí mismo y por conquistar la amistad, la estima de sus Hermanos y del Capitán?
¡Construyamos esta respuesta!
Ocurre como primera cosa entender sus términos que nos vienen de la época de la tradición corsaria.
* Los corsarios eran los armadores privados que hacían la guerra marítima contra las naves de un país enemigo.
El nombre de corsario deriva del hecho que se trataba de realizar correrías en el mar a la caza de naves enemigas.
La guerra de corso se distinguía de la piratería porque era ejercitada con el consentimiento expreso del monarca bajo cuyas banderas servía el corsario al cual desde el siglo XIV se le entregaba una formal autorización: la carta de marca o la patente de corso.
Hasta fines del siglo XII se encuentran las cartas de los corsarios genoveses y venecianos en el Mediterráneo.
El último corsario italiano fue José Garibaldi que obtuvo la patente de corso de la República de Río Grande del Sur en guerra contra la República Oriental del Uruguay y del Imperio del Brasil. Estamos en los años 1837-1839.
Los Hermanos chilenos en la formulación de los fundamentos de nuestra Asociación se han sentido llamados a la guerra de corso vinculada a las conquistas coloniales de otros océanos, a la lucha por las posesiones de nuevas tierras entre holandeses, ingleses, franceses, portugueses y españoles.
Este fenómeno duró hasta que en 1856 en el Congreso de París, se pudo llegar a un acuerdo entre las mayores potencias para la abolición de la guerra de corso.
   Es este el sujeto que los chilenos y con ellos nosotros, hemos tomado los modelos de la Hermandad de la Costa de nuestra Asociación.
* Después estaban los filibusteros así llamados porque pertenecientes a la Hermandad Filibustera constituida en 1630 en la Isla de la Tortuga (Santo Domingo).
Los filibusteros hacían correrías en el litoral de la costa y a lo largo de las rutas de los galeones en viaje a Europa. Sus naves eran conocidas y temidas en todos los mares porque tenían una pericia en la navegación y una audacia increíble en los abordajes. Mataban, depredaban y se hacían ricos.
Francia hizo uso de ellos en la guerra contra los holandeses y los españoles en 1673, pero los destruyó en el siglo XVIII.
* Los piratas eran aquellos que cumplían y cumplen en el delito de piratería, perpetrado con violencia en la propiedad y en las personas en altamar, fuera de las aguas territoriales. Son los bandidos del mar. Nacieron junto al tráfico mercantil y todavía hoy sobreviven en los mares en los cuales los estados no disponen de un control marítimo seguro.
Holanda e Inglaterra estimularon y ayudaron a los piratas que asaltaban la supremacía marítima española, las rutas entre España y el Caribe. Entre estos el Capitán Morgan fue denominado por los ingleses Gobernador de Jamaica. Y fue él precisamente, que de Gobernador en el Siglo XVII inició la limpieza contra los piratas que se concluyó en 1750.
De la investigación histórica emerge un hecho que podemos considerar atendible: el hecho que viniese dejada de mano la patente de corso por parte de un Estado, por la utilidad también a los filibusteros y se ha hecho con la desenvoltura, también a piratas, ya que eran buenos navegantes e impávidos combatientes. Con la autorización del corso todos se transformaban en corsarios y de esta forma eran legitimados a continuar su acción de piratería inteligente: “Contra las naves enemigas sí, contra las nuestras noâ€.
De aquí la utilidad de servirse de ellos y posteriormente, si no se integraban, la necesidad de deshacerse de ellos.
El concepto de corsario, moderno Hermano de la Costa, se resiente de esta confusión de roles propia de la historia vivida.
Pero continuemos con nuestro análisis histórico de la vida de nuestro sujeto.
Los filibusteros eran en su mayoría hombres de mar que habían abandonado en forma urgente su lugar de residencia anterior para reencontrar en el Nuevo Mundo la búsqueda de la aventura y de la riqueza.
Eran en su mayoría hombres poco dedicados al respeto de las reglas del vivir civilmente, muy desenvueltos en el lenguaje, en el modo y en los comportamientos.
Era la actividad marinera común que los asociaba y disciplinaba en base a pactos y convenciones precisos y rígidos. (Ojo autor: no confundir pirata con bucanero)
Pero en su ambiente podían vivir en absoluta libertad personal en las relaciones con sus mujeres y el mar , en navegación a lo largo de las costas cercanas a sus guaridas.
Normalmente libres de la necesidad por los beneficios de sus propias correrías, en sus cuevas pasaban el tiempo de descanso en solazarse, en burlarse los unos de los otros, en algarabía, borracheras, risas y en actos de crueldad.
Estas formas de vida han orientado a los modernos Hermanos de la Costa hacia un modelo de corsario afín con la vida, fuera de esquemas y comportamientos, que asume cada día por el rol social que le es propio.
La visión del corsario permite al Hermano el apropiarse en mar y tierra entre sus Hermanos de esta libertad que les permite de vivir audaces según la inspiración, la fantasía ,la creatividad por navegar por todas las rutas del mundo, de tirar el ancla y buscar, según el caso, donde la fortuna o el destino lo lleven.
El moderno Hermano ha encontrado su modo de ser en esta Asociación de Hermanos libres de todo, como es libre el mar, navegando en la barca, libre al timón, a las escotas, a las velas, sobre las ondas, con los vientos, con los colores del día y de la oscuridad en las noches, bajo las estrellas, entre las constelaciones; con su fantasía para crear nuevos fantásticos y románticos personajes en los cuales plasmarse para llevar una nueva vida.
La Hermandad se transforma así para el novel corsario en mundo mágico en el cual entrar, teniéndose de la mano con otros hombres, todos vestidos del mismo color, con las mismas insignias, para hacer barrera frente a la vida diaria, donde poder respirar una bocanada de aire puro y conquistar una nueva fuerza, un nuevo empeño, para regresar después a luchar en la vida de cada día.
Así nos encontramos entre nuestros hombres de clara fama en el mundo social que se transforman en jóvenes juguetones para divertirse y divertir.
Porque entre nosotros, corsarios, todo es un juego que se toma y se vive con seriedad.
No se explicaría de otra manera como es posible que un Hermano de la Costa que en la vida profesional es Director de la Asociación de Industriales, se transforme en obrero para forjar son sus propias manos y con los instrumentos que él mismo ha escogido de un resorte de suspensión de automóvil, el sable de abordaje en puro acero con una empuñadura y con la hoja grabados con símbolos de la Hermandad, con el portaespada único en todo el mundo, propiedad de la Nao de Siracusa.
El límite de nuestra libre relación asociativa es dado al Hermano por el precepto contenido en la presente ley. Junto a aquellos propios del vivir civil y que por suposición forman parte del bagaje moral del hombre.
Si todo lo que hemos dicho en este relato os parece conforme a vuestra experiencia de Hermanos e indivisible, podemos confortablemente convenir que:
“Fuera de la hipótesis regulada por la Ley Cuarta del Octálogo , el moderno corsario- Hermano de la Costa- tiene todo un mundo propio para condividir con los otros Hermanos, con los cuales convive en plena libertad, su serenidad (que son cosas queridas) y sobretodo en alegríaâ€.
 
 
 
2.- La síntesis

Podemos ahora pasar a una interpretación vinculada con la Hermandad que nos consiente de vincularnos al pensamiento de su creador.
Me parece que en ello está el contenido de la tercera exhortación:
“Compórtate en el seno de la Hermandad de la Costa con tus Hermanos, manifestando siempre a todos, en cada ocasión, todo el amor, la amistad de que eres capaz, toda la buena voluntad de la que dispones, haz todo por espíritu de servicio, con sinceridad, simplicidad y sin pedir prebendas ni recompensas.
Vive todas las veces que te sea posible la Hermandad de la Costa junto a tus Hermanos, plenamente, en serenidad , por aquel tiempo carente de los problemas de cada día , con la medida y en los justos límites que tu conoces.
Todos los Hermanos apreciarán tu comportamiento y te rendirán mérito incondicionado y duraderoâ€.
Que quede bien claro que la Hermandad de la Costa está preparada para acciones malvadas, sabiendo reaccionar contra ellas; las sabe manejar con equidad y también con firmeza.
 
 
3.- Los principios de la Ley Cuarta.

¿Qué principios debemos tener presentes ?
 
a) Principios de libertad, de selección y consecuentemente asunción de responsabilidad.
b) Principios de justo equilibrio entre el hecho y el acto.
c) Principio punitivo.
d) Principios de libertad corsaria como evasión de la vida cotidiana.
La presunción de la existencia de libre albedrío y de la Ley de los Opuestos
 
4.- La aplicación práctica
 
Pasemos ahora a los hechos de la vida práctica de los Hermanos y hagamos una hipótesis concreta.
Me parece que son tres series de hechos que están comprendidos en esta ley:
Una es aquella de la justa reacción; otra es aquella de la justa alabanza y del justo castigo. La tercera es aquella de vivir nuestras cosas en libertad.
* La reacción del Hermano o de los Hermanos debe estar proporcionada al buen o al mal comportamiento del Hermano; debe ser adecuada a ella.
La reacción del Hermano debe estar contenida y firme en el comprobar el comportamiento negativo del Hermano; debe ser aceptado por todos los Hermanos entre aquellos que solidariamente, porque quien ha errado entienda que no encontrará sustento ni aliados, que haciendo las cosas aisladamente se de cuenta que el error y la malicia no paga; deben ser abandonados y deben seguir la ruta de la rectitud y del amor.
 
* Las alabanzas y el castigo.
Las alabanzas pueden ser presentadas en forma discreta y sin hipocresías, para que se pueda hacer resaltar más a la buena acción de la empresa cumplida. Puede formar materia de premio y de reconocimientos de título para que no sea olvidada y permanezca así en los actos y acciones de la Hermandad y en la memoria de los Hermanos.
La alabanza al Hermano, que le es recogida por el Capitán, es siempre aceptada por los Hermanos y los miembros de toda la nave; si no tiene renombre nacional será objeto de festejos y de ceremonias con la entrega de premios y títulos.
A la alabanza se acompaña la gloria de quien la recibe, de quien la da y de los Hermanos que han participado.
Grandes reuniones, encuentros, zafarranchos, son organizados en varias Naos a nivel nacional en el litoral o en navegación; las relaciones, las premiaciones, los otorgamientos de títulos, la ceremonia de investidura, son eventos inolvidables, que han hecho de la Hermandad de la Costa una Asociación única, particular, inimitable.
Para finalizar con los golpes de cañón a la manera chilena, italiana, con pólvora blanca y negra y el fragor de las baterías y el tintineo de los cristales repletos de ron, a la buena suerte en la navegación y de su Capitán.
* La vida de los Hermanos transcurre en su propio mundo de fantasía corsaria para quienes se les pueda conceder plena libertad.
Libertad de la edad, del rol social en las propias actividades de trabajo, también en los empeños públicos, económicos, familiares, se vive el olvido de todo orgullo que nosotros Hermanos de la Costa entre el mar y la nave, las velas y el viento, en noches claras iluminadas de luna y de estrellas; noches oscuras, los ojos cansados fijos en la aguja de la brújula y gobernar intuyendo las olas, en las dimensiones llevadas hasta el peligro. Crepúsculos, auroras, sumergidos en sus propios colores, en los olores de un mar espumante, impregnados de sal los ojos, la cara, los cabellos y todo el cuerpo.
Libres en un juego continuo, hecho y vivido entre nosotros con convicciones, con delicadeza, sobriedad, alegría en una tabla continua para salir y bajar sobre las olas siempre más grandes, igual que los palacios en los cuales se sale huyendo de bolina, para después recorrer estupefactos las propias cubiertas que apenas se han movido y volver a levantarse sosteniendo la barca, tomando en consideración que, llevados por la euforia de la velocidad, no salga del agua con el riesgo de caer.
El Derecho de Presa.
La tradición corsaria consiente al Hermano de ejercitar el derecho de presa.
Se ejercita normalmente bajo el banderín negro, pero puede ser dirigido a otros bienes de la Nao donde se respeta el ritual, el señorío, buen gusto y espíritu goliárdico.
El ritual se desarrolla en varias fases:
1) La adquisición de la presa. Se la debe conquistar con destreza, con engaño, con malicia, pero nunca con la fuerza o la violencia a las personas y a las cosas. La presa es tal si, como un bien tangible de la nave, no puede admitir donaciones o abandonos.
Si se descubre es necesario abandonarla y el juego termina ahí.
2) La declaración de posesión de la presa. El depredador debe declarar la presa en su estado de posesión de la cosa.
3) El ejercicio del derecho de rescate. Quien ha sido depredado debe ejercitar tal derecho declarando su disponibilidad a pagar el rescate.
4) El encuentro en zafarrancho común, donde oficialmente se procede a devolver la presa y al pago del rescate en barriles de ron.
 
 

LEY QUINTA
 
“No tengas envidia de la nave de tu Hermano ni de sus velas y motoresâ€
“Non invidiare la nave del tuo Fratello de sue vela o i sui motoriâ€
 
1.- La interpretación. El análisis.
 
Ocupémonos de la interpretación del precepto contenido en esta ley.
“No tengas envidiaâ€
“Non invidiareâ€
 
También esta es una orden imperativa que debe ser aplicada por el Hermano.
La orden en este caso no está dirigida a seguir un “comportamiento†del Hermano como las precedentes “obedezco las órdenesâ€, “no atacarâ€, “recibenâ€, pero se dirige a la raíz de él: al pensamiento, a la mente del sujeto al cual la idea está negada de sentir pensamiento de envidia en relación a otro Hermano.
 
a) Porque la envidia no se armoniza con el sentimiento de Hermandad.
Es considerada por lo tanto reprobable el tener envidia entre los Hermanos.
¡Es admirable el sentimiento opuesto, el de alegrarse!
Me puedo alegrar si mi Hermano tiene un barco mejor que el mío, apreciando el hecho que haya logrado escoger con competencia, con mejor discernimiento, el barco, las velas y los mejores motores; aquello que le habrá dado mejor rendimiento cuando te lo solicitan.
Me puedo alegrar del hecho que el Hermano haya adquirido un buque más grande, más cómodo, más lujoso que el mío , que haya adquirido “y yo no†; que posea un bellísimo barco y yo no, o una barca mucho mejor y costosa que la mía. Que haya estado en condiciones de adquirir un casco, velas o motor construido con proyectos, productos técnicos modernísimos que mejoran la eficiencia.
Me puedo alegrar del hecho que el Hermano llegue a permanecer en el mar por más tiempo del cual yo puedo hacerlo. Que no rinda como rindo yo.
Me puedo alegrar de las cualidades marineras del Hermano, de su capacidad de afrontar el mar en navegación, de altura difícil y arriesgada; apreciarlo por el empeño, el desinterés, el espíritu de servicio con el cual vive la Hermandad de la Costa; con el cual se empeña en tareas, iniciativas que promueve y que realiza a favor de la náutica y por el mar.
Y los casos de alegría por los cuales pueda pasar el Hermano son infinitas como infinita debe ser la alegría de constatarlos.
Todo esto sin sentir envidia.
 
b) Porque la envidia corroe las raíces y el sentimiento de la Hermandad.
Como un virus se insinúa entre las bases psicológicas del sentimiento, haciéndolo perder vitalidad, fuerza, convencimiento, destruyéndolo en breve tiempo.
La envidia si no se combate por el Hermano en su mente, a su primera aparición, lleva consigo los sentimientos negativos que se multiplican con dañosas consecuencias. Lleva a la Hermandad hacia el extrañamiento; de colaboración a la rivalidad; de la amistad a la enemistad entre Hermanos. Lleva a la competencia entre ellos, concentrada en cada signo aparente de riqueza exterior, que nada tienen de compartir con el amor común por el mar, con el Amor Fraterno.
He aquí donde la competencia no es posible, la envidia puede llevar al aislamiento del Hermano envidiado, culpable no declarado por tener una nave, una vela o un motor que superan en belleza, potencia y simple valor económico a aquella de la mayor de los Hermanos de la Nao.
Los mismos efectos de envidia, en la forma de ostracismo, produce el desprecio del Hermano que no posee nave, velas, motores en relación a otros.
Similar a la envidia es el complejo de inferioridad que golpea al Hermano por no poseer los signos aparentes de riqueza del cual el otro goza, pero ese estado de ánimo no llega a ser abierto, espontáneo, participante de la vida de la Mesa y se siente siempre “en el aire†entre ser su Hermano y no serlo.
Al igual que la envidia es un complejo de superioridad que atenaza al Hermano que posee el barco más costoso, más potente, cual fruto de riqueza que trata de distinguirse de los otros Hermanos; para pretender en virtud de ella reconocimientos, títulos y nombramientos que no merece. O que ejercita como expresión de un poder y no por espíritu de Hermandad o de servicio.
Esta mentalidad y este comportamiento están en violación de la presente ley.
 
c) No son las barcas, las velas, los motores más grandes, más potentes, que dan una suerte de superioridad en el mar. Una barca sobre la cual se navegará de cinco a veinte metros; las velas de algodón o en dacrón o en los tejidos de última generación, motor de siete a 200 caballos y demás, ¿Qué cambia en el modo de vivir la experiencia de la navegación?. ¿En el coraje de enfrentar nuevas situaciones de peligro, de riesgo de avería, de vida frente a un mar difícil y de condiciones prohibitivas?
De frente a iguales realidades el valor del hombre está en la concurrencia de amor fraterno, la solidaridad entre hombres puede rendir a la navegación seguridad, puede ir en ayuda y muchas veces con cualquier instrumento por pequeño o grande que sea.
No es la variedad de los medios de navegación que dan la seguridad o hacen la diferencia, sino el carácter, la de fuerza interior, la calidad del hombre: en este momento no suscitan envidia que es propio de la gente inferior. Pero sí la admiración entre iguales.
Igualmente tienen que ser entre ellos los Hermanos de la Costa.
 
d) No debe existir competencia entre los Hermanos, debe existir sólo colaboración.
La experiencia de uno debe ser puesta a disposición de los otros para que adquieran nuevo conocimiento, nueva manuabilidad en el campo náutico de ejercitar la pericia de los otros.
La competencia, los medios, los instrumentos de uno deben ser elementos espontáneos colocados a disposición de la Hermandad; si tanto es necesario o útil para absorber un bien común o por realizar, los principios persiguen una finalidad.
Debe existir participación activa en cada nivel para que cada uno de una contribución en ideas, en actividades de voluntariado individuales y en curso con otros Hermanos en nombre de la Hermandad, cual expresión de nuestro amor por el mar y al servicio de cada interés común.

 
 
2.- La síntesis.
 
Podemos compendiar la síntesis de la Ley Quinta.
“El espíritu de Hermandad de la Costa se nutre y se enriquece de sentimientos de amor que los Hermanos deben vivir entre ellos resplandeciendo en cada pensamiento, acto, comportamiento que pueda dañar la pureza y la vida. Primero entre todos la envidia de uno hacia el otro por todo lo que sea o que posea.â€

 
3.- Los Principios de la Quinta Ley.
 
¿Cuáles se destacan?
 
a) El Principio del Amor Fraterno.
b) El Principio de Igual Dignidad entre los Hermanos.
c) El Principio de Colaboración entre los Hermanos
d) El Principio del Voluntariado por Espíritu de servicio.
 
4.- Las aplicaciones prácticas.
 
Examinemos aquellas aplicaciones prácticas de la Ley.
¿Qué consecuencias pueden extraerse de los comportamientos escogidos de la página precedente?
¡La envidia, es cierto, un síntoma muy grave de escaso sentimiento de Hermandad hasta la extrema consecuencia de separación entre los Hermanos y de la amistad entre ellos!
Perdurando ella en el ánimo de la Hermano y consolidándose en sus pensamientos y en los comportamientos, no existen dudas, que tendrá efectos malévolos y difíciles para convivir si no se está
animado de las mejores intenciones y sentimientos puros.
Pasar de la armonía entre Hermanos a la desarmonía; crear descontrol en los ánimos demás, heridas insanables, el paso es breve y con consecuencias graves para la serenidad de la navegación y la seguridad de la nave.
Si después en este torbellino de sentimientos se hace coincidir o participa el Capitán, el ruta de la nave no estará condicionada y su destino nefasto podrá ser cuestión de tiempo.
A menos que no intervenga el de mayor graduación que intervenga el Capitán Nacional para que asuma el comando el tiempo necesario para llevar la nave a puerto y entregarla a buenos maestros de hacha locales para que la coloquen en las condiciones necesarias para poder navegar con la tripulación seleccionada y renovada.
Es cierto que la envidia entre los Hermanos es el peor de los males, por este motivo era necesario enfatizarlo en una ley particular, sin otra cosa que indicar remedios y sanciones de acuerdo a la gravedad con la cual se haya extendido y pueda combatirla y reprimirla.
 
 
Examinemos otras aplicaciones de los Principios superiores.
 
* Del principio del Amor Fraterno emerge la práctica de Hermandad entre las Naves del Litoral distintas, dentro y fuera de la respectiva Nave Nacional.
Las naves hermanadas acatarán con el mismo propósito escrito en el título de Bandera Negra, un pacto de amor fraterno entre los componentes.
El amor entre estos Hermanos siempre se ha cultivado y más intensamente sentido porque junta las amarras del afecto más fuerte, porque es reforzado por el hecho de sentirse como hermanos gemelos, que viven su vida prenatal y el nacimiento común con una unión visceral e instintiva que los hace ser diversos, únicos.
Pero este Pacto de Profunda Hermandad va más allá de los límites de la vida de los Hermanos Gemelos, porque vincula los componentes de las Naos hermanas hasta que ellas mismas estarán en navegación.
* De los principios superiores emana la práctica de la alternancia entre Hermanos en el mando de la Nao.
La conducción de una nave compromete al Capitán y a sus colaboradores en ideas, iniciativas, actividades siempre honorables y estimulantes.
Con el pasar del tiempo se cansan y se desgasta la propia carga de intentos. El mando se transforma en una costumbre y la Nao se debilita en pequeñas navegaciones fuera de puerto.
La alternancia entre los Hermanos en estos encargos es el derecho de dar la posibilidad a cada uno de manifestar con nuevo y renovado empeño los principios del Octálogo. De esta forma a cada uno le son reconocidos los propios méritos , vive su  vida al nivel más alto de las posibilidades de su componente, pasando de los méritos de un Capitán a aquellos del otro.
Es como la carrera en la cual los componentes del mismo equipo se empeñan al máximo, se trasmiten el testimonio por conquistar el ambicionado premio.
Entre nosotros, alternando los Hermanos de mayor empuje y más estimulados por el mando de la Nao, uno al lado del otro da cada uno lo mejor de sí mismo en estrecha colaboración, con el único intento de servir a la Hermandad y a los Hermanos.
En nuestro extraordinario mundo donde los encargos, a pesar de difíciles, son un servicio dedicado exclusivamente a la Hermandad, el Hermano que se ofrece con esta obligación merece la mejor acogida y la mejor litera de la cabina.
 
 
   Â¡â€Al Capitán que reemplaza puente de oroâ€!
 
¡ porque elimina problemas difíciles al Capitán saliente, que así, finalmente, se le concederá el merecido reposo entre la amistad y el reconocimiento de los Hermanos!.
La gloria de la sustitución hace que el reemplazo del mando se produzca en plena armonía como consecuencia de acuerdos que evitan contrastes desagradables, contraposiciones y choques que son siempre motivo de separación, porque crean desagradables rivalidades. Entre Hermanos están prohibidos los duelos entre dos, los abordajes entre muchos y las batallas navales entre Naos.
Entre Hermanos y entre Naos se debe navegar todos en formación, en base a planes comunes previamente escogidos. Para la salida cada uno asume sus responsabilidades en base al rol que a cada uno le ha sido asignado; todos colaboran espontáneamente con el máximo empeño porque así lo requiere la ley del mar y de la Hermandad.
 
 
 
LEY SEXTA
 
“Trae al piloto sin puerto a tu caleta y si no posee otra riqueza que su corazón, embárcale en tu yate y considérale como Hermanoâ€.
 
“ Accompagna il Pilota senza porto alla tua base e, anche se non possiede altra ricchezza che il suo cuore, imbarcalo sulla tua nave e consideralo como Fratelloâ€.
 
 
 
1.- La interpretación. El análisis.
 
 
Los términos de los cuales se compone esta ley son :
 
“trae†“accompagnaâ€
“al piloto†“ il pilotaâ€
“sin puerto†“ senza portoâ€
“a tu caleta†     â€œalla tua baseâ€
“y†“eâ€
“si no posee otra riqueza que su corazón†“anche se non possiede altra ricchezza che il suo cuoreâ€;
“ embárcale en tu yate†“Imbarcalo sulla tua naveâ€
“ y considérale como Hermano†“ e consideralo come Fratelloâ€
 
 
Examinémosles singularmente.
 
“trae†“accompagnaâ€

El término español y la traducción italiana dan la idea del deber de actuar para acompañar con amistad, de modo gentil, para guiar “al pilotoâ€, “il pilotaâ€.
“al piloto†“il pilota; es aquel que conduce un medio que se mueve en el agua, particularmente la nave.
Es aquel que tiene la actitud , la calificación, el estado de mando en la guía de la nave; que decide según su voluntad, organizando salidas y regresos del medio, asumiendo la responsabilidad de la navegación.,
En particular es el encargado de las cabinas, de las barcas, de las velas y del motor.
 
“sin puerto†     â€œ senza portoâ€
 
es el piloto que no tiene un puerto, una meta de referencia y que no conoce con suficiencia el litoral en el cual navega y en el cual se ha extraviado; que no tiene una ruta precisa de seguir para arribar a puerto y a destinación.
 
 
†a tu caleta†“alla tua baseâ€
 
Es el refugio, la ensenada que ha elegido para su tranquilidad.
Tanto en el anclaje actual cuanto el puerto en que ha encalado y ha lanzado el ancla en forma estable.
Acompañálo ahí de manera que tenga un lugar seguro como el tuyo; defendido tal como el tuyo por ti
“Acompaña al piloto sin puerto hasta tu baseâ€, es el primer deber que la Ley Sexta impone al Hermano de la Costa.

Y especifica:
 
a) “Accompagna il pilota se non possiede altra ricchezzaâ€, “Y si no posee otra riqueza†.
 
La norma se refiere a las riquezas materiales para especificar que ellas no tienen peso alguno para decidir el comportamiento del Hermano hacia el piloto.
 
b) “Y si noâ€, “Anche seâ€:
 
A las riquezas materiales, eventualmente poseídas por el piloto, la Hermandad es indiferente; la riqueza material del piloto es irrelevante; ella no juega ningún rol para decidir su embarco y su consideración e importancia.
Es por la norma esencial que el piloto ha demostrado tener una riqueza interior.
Es este el requisito que la Hermandad busca en el piloto para que pueda embarcarse en la nave del Hermano y sea considerado como tal.
 
c) “Que su corazónâ€, “Che il suo cuoreâ€
 
   La riqueza de su corazón. He aquí una cosa determinante para tener consideraciones al piloto de parte del Hermano.
Es la riqueza de sus sentimientos. Sentimientos positivos : de amor por el mar, por las otras cosas creadas; de amistad por los hombres de buena voluntad, de operar para mantener las cualidades materiales de las cosas que alivian los sufrimientos de los otros, de espíritu de servicio para activar sin ningún problema personal, por el apagamiento de la necesidad de haber sido útil; el consentimiento de la serenidad de ánimo por haber hecho de propio lo mejor.
 
d) “Embárcale en tu yateâ€, “imbarcalo su la tua naveâ€
 
Si tales riquezas reencuentras en el piloto sin puerto, embárcalo en tu nave, con la certeza que con él te encontrarás bien; con ello puedes navegar y dividir con él las alegrás y los riesgos de la navegación.,
 
e) “Y considérale como un Hermanoâ€, “e consideralo come Fratelloâ€
 
A este piloto, que posea esta riqueza interior, que has embarcado en tu nave, puedes tratarlo como si fuera tu Hermano.
 
 
2.- La síntesis.
 
 
 
Trazamos ahora la síntesis de este precepto en la esperanza de haberlo interpretado exactamente.
A mi me parece que el Octálogo con esta Ley regula los intercambios entre los Hermanos de la Costa y los otros apasionados del mar.
Me parece que entre estos hombres la Ley privilegia a los pilotos , a los hombres que desarrollan una actividad similar a aquella de los Hermanos; para nutrir naturalmente mejores sentimientos en relaciones con el mundo de la náutica, sean los más afines al carácter y la cualidad de ellos.
Con estos hombres los Hermanos pueden tener relaciones para las actividades de común interés; colaborar para llegar a resultados útiles para las cosas, bienes y actividad que están en el corazón, convivir en navegación en la misma nave, tratarlo y considerarlo como si fueran Hermanos.
 
“Y considérale como Hermanoâ€:
 
La norma nos dice: “hazlo Hermanoâ€, pero sólo considéralo como tal.
El Octálogo, en efecto, ofrece otras indicaciones para determinar los requisitos que debe poseer un hombre para ser admitido en la Hermandad de la Costa; debe tener naturalmente estas cualidades espirituales que se insertan en sus principios.
La natural predisposición a la atención de la consideración a la obediencia hacia el Capitán, Jefe Espiritual o Hermano Mayor; debe naturalmente ser un hombre pacífico, sereno, destacado, controlado; debe tener naturalmente la predisposición de tratar con los otros con caballerosidad, familiaridad, amistad; sin envidiar la capacidad y la riqueza.; debe tratar a todos indistintamente con gran solidaridad, interés, espíritu deportivo y altruísta; sin orgullo, pero con mucha modestia, sin ser hacia los otros violento, sino pacífico, sereno, inocuo, demostrando siempre, en cada circunstancia, su gran amor por el mar.
Estas cualidades caracterizan la riqueza interior del Hermano y ello significa buscarlas en el piloto y entre los hombres de mar o apasionados del mundo marino, para que pueda ser admitido entre nosotros.
 
 
 
3.- Principios de la Ley Sexta.
 
A mi me parece sugerir:
 
a) El Principio de Sociabilidad, de Apertura, de recíproca Atención, de Colaboración entre la Hermandad de la Costa y las otras Asociaciones que tengan el mismo objeto e idénticas y símiles finalidades.
b) El Principio de Convivencia.
Buena, serena convivencia entre los Hermanos de la Costa y otros hombres de mar, no hermanos, que tienen los mismos sentimientos, los mismos intereses del Hermano, producidos por útiles efectos por el mar y su mundo.
c) Principio de Interdependencia.
La Hermandad de la Costa no es un mundo en sí hermético, cerrado del resto del mundo, cerrado a toda relación con las otras Asociaciones, con los otros hombres que viven en el planeta Mar.
No es una comunión de amor y de amistad que hace la felicidad, la alegría de sus componentes, mágicamente destacados del resto del mundo y donde por afinidad de sentimientos, por un vivir juntos cordial, se prefiere cerrar cada acceso al mundo exterior donde todavía viven todos, para olvidar en este nuestro, los afanes, los peligros que en aquel otro también hemos estado obligados a vivir y a convivir.
La Hermandad no es un paraíso terrestre que nos hemos creado para nosotros, hecho de mar, de barcas, de velas, de navegación; de vivir y de compartir con los otros Hermanos, en el cual se vive por cuenta nuestra en un egoísta y feliz aislamiento.
La Hermandad no es ésto o, si deseáis, no es sólo ésto.
La Hermandad de la Costa vive en el mundo que la circunda, conviviendo en cada litoral, en cada puerto, la realidad natural, social, cultural de los otros hombres; con esta realidad de todos los días y de todas las circunstancias. Ella debe hacer las cuentas, convivir y a veces desencontrarse , si tal la exigencia requiere, su Naturaleza, sus Ideales y sus Proyectos.
d) El Principio de Promoción , Colaboración, Vigilancia, Control de la vida del Mar y de los habitantes que la componen
¿Hasta donde pensáis que pueda el amor por el mar empujarnos a actividades propias de él?
¿Al simple gozo estético de sus cualidades cromáticas, de su inmensidad, de su quietud, de su fuerza, de su riqueza y de su vida?
¿Al conjunto emotivo, denso y de sensaciones, de sentimientos y de empeños mentales, físicos, para vivir dentro, en superficie ,para surcarlo de uno a otro lado de los mares, de un litoral a la otra unidad perdida en tanta inmensidad, a pesar de esto tan cercanas?
¿Al empeño común de vigilancia, defensa de sus cualidades, para sean preservadas de los ataques externos, en nombre de intereses particulares, egoístas, para empobrecerlo y dañarlo en su salud y en su esencia vital?
¿Y si tal tutela puede empujar nuestro amor hacia aquella ruta con qué entendimientos, con qué medios?
 
 
4.- Las aplicaciones prácticas.
 
Examinemos ahora el efecto práctico de la ley.
Las buenas relaciones personales, llevando consigo la posibilidad de colaboración entre el Hermano, la Nao y el Piloto; Allá, las naos, la Asociaciones, los entes, los organismos locales y nacionales, en los cuales ellas son insertas y operan, para desarrollar juntos toda aquellas actividades tendiente al mejoramiento de las condiciones del mar, del mundo marino; de las relaciones entre esto s y los hombres en todo aspecto: deportivo, científico, y ambiental.
Para mí el Hermano de la Costa es el “ Corsario†de la historia, que se bate con desprecio de su incolumnidad, en observancia de la patente de Corso conferida con un juramento de la observación de las leyes de la ley filibustera y en nombre de la Reina.
Es el hombre sin mancha y sin miedo -rarísimo en nuestro tiempo- que vive para realizar su ideal de amor por el mar y procede coherentemente y en consecuencia.
Es un moderno Caballero del Templo en la constante búsqueda del Santo Graal interior y, reconquistándolo a sí mismo y conociéndolo en la esencia y en la sustancia, si está empeñado en custodiarlo y defenderlo de los ataques del mal, en eterna vigilancia.
Animado de esta cualidad, hecha dura en su convencimiento interior, consciente de los propósitos que la Hermandad de la Costa le impone, formula planes para realizar actividades náuticas. Elabora proyectos coincidiendo con otros para profundizarlos, perfeccionarlos y posteriormente realizarlos-
Participa en la vida social en la cual está inserto y en la cual vive para manifestar su amor por el mar mediante estas actividades para que cualquier grupo o asociación sean los más idóneos para defenderlo y salvaguardarlo según sus índoles, su capacidad, su carácter; pero también según las circunstancias contingentes, la falta que reencuentra coincidentemente el mar, las actividades humanas y aquellas unidas en todos sus aspectos.
 
 
LEY SEPTIMA
 
 
 
“No seas orgulloso ni violento; al serlo conseguirás que tus Hermanos se alejen de ti y quedarás solo con tu pesteâ€.
 
“Non essere orgoglioso nè violento, altrimenti i tuoi Fratelli ti abbandoranno e resterai solo con la tua peste.â€
 
 
1.- La interpretación. El análisis.
 
Los términos de los cuales se compone esta ley son:
 
¨ “no seas orgullosos ni violentoâ€, “non essere orgoglioso nè violentoâ€.
“al serlo conseguirás que tus Hermanos se alejen de ti â€
“Altrimenti i tuoi Fratelli ti abbandoneranno.â€
“y quedarás solo con tu pesteâ€; “ e resterai solo con la tua peste
 
Examinémoslos singularmente.
 
“No seas orgulloso ni violentoâ€, “ non essere orgoglioso nè violentoâ€
 
El precepto regula:
 
a) La intención del Hermano por destacarse en su personalidad y manera de ser ,y calcular el carácter y la naturaleza, en armonía con las cualidades ideales que debe poseer.
“No seas orgullosoâ€:  no te llenes de orgullo, no demuestres tener de ti… una gran estimación; no hagas pesar sobre otros esta tu debilidad . No aumentes tu gran orgullo como si tu fueras el mejor a saber, conocer, decir y hacer.
No seas en este comportamiento, pesado hacia los Hermanos que te escuchan y tienen la ventura de convivir contigo en la misma Nao y llegar a tener dificultades.
Evita ser majadero con los otros, con el peso de tus “insuperables cualidades†, verdaderas o presuntas.
El genio que tu eres corre el riesgo de no ser apreciado ya que no tiene pares con los cuales confrontarse; arriesga de hacer alrededor tuyo el vacío ya que los otros se sienten sólo normales, con cosas buenas y defectos, con acciones cumplidas e incumplidas, adivina y equivócate ya tu orgullosa perfección a ellos es extraña, como extraño queda quién la esgrime.
Ni mejor fortuna encuentras con otros pares de tu orgullo, ya que dos estrellas así brillantes
 de luz propia, por este pretendido esplendor, no se encuentran jamás; deben ser solas y únicas, lejanas de otras y cada una para sí.
Abandona la idea de ser orgulloso y sí enfatiza con la modestia y la humildad; sé prudente, cuida más tus cualidades porque “ellas son tuyasâ€, porque tales no son tuyas si las publicas, si sientes la necesidad de alabarte las disminuyes y demuestras que posees de ellas sólo la mínima parte.
Porque deben ser los otros los que descubran tus cualidades de hombre, de navegante, de Hermano, de Corsario y darse cuenta que las tienes; atribuírtelas en tu parte íntima y estimarlas y comportarse hacia ti con familiaridad, amistad, estima y fe.
Sé ligero, etéreo en las conversaciones; habla por conceptos y datos objetivos, incluso en el relatar tus experiencias, sin mencionar alguna cosa personal en la cual se refleja esta cualidad que piensas que tienes méritos de atribuirte y que deseas hacer conocer a los otros.
Sé reservado en tus cosas personales, pero sé juvenil con medida, amigo simpático y alegre con tus Hermanos para que ellos se sientan contigo a gusto, que pueden contigo hablar tranquila y serenamente sin estar constreñidos a cuidar las palabras; sin verse obligados a medirlas, comprimidas en la infidencia como si se tratase de un frente de personas en las cuales no se confía y de las cuales se debe temer falsedad, hipocresía, indiferencia y mesura.
Sé prudente, mantén tu comportamiento entre los límites de la verdad, de lo justo y de lo bello.
Sé creativo, de buenos sentimientos de amistad, de propósito de Hermandad; de ideas positivas y útiles por el bien de la Asociación, por la actuación de sus fines e ideales.
De ellas haz partícipes a tus otros Hermanos, cambia con ellos opiniones para que puedan llegar a ser perfectas concordemente con todos y así se poder realizarlas..

“Ni violentoâ€, “Non essere violentoâ€
No es solamente el orgullo el que envenena las relaciones entre Hermanos, también la violencia que se manifiesta hacia el uno y el otro.
¿Qué violencia?
Todas las prohibiciones están dirigidas hacia el yo, hacia el sujeto.
Y de remover cada forma de violencia que se causa en el carácter, en la índole y en la personalidad del Hermano.
La violencia nace, a mi modesto entender, suavemente en la personalidad del sujeto, albergada en su manera de ser, entre los pliegues de su carácter; asociándose en sus sensaciones, en sus reacciones para montar la intensidad y expandirse en todo el aspecto físico para eliminar el ánimo, la mente, la voluntad y dar cauce a las incontroladas manifestaciones de violencia en las palabras, en los gestos, en las expresiones, en las acciones y en los comportamientos.
Esta violencia contenida o explosiva, verbal o gestual y, peor todavía, desagradablemente agresiva, no tiene ninguna unión con la naturaleza, la índole y las cualidades del Hermano de la Costa, no entran en su cuadro ideal.

El Hombre y su Mar
 
El mar como elemento líquido es por naturaleza mutable. Tiene densidad, tiene consistencia tal de consentir el movimiento de las masas más ligeras y a éstas de moverse velozmente sobre una superficie o en una planicie sobre sí mismo.
El mar resiente el influjo del viento, las perturbaciones atmosféricas que inciden sobre su superficie. Es este líquido que por horas, días, aparece fijo, ,pero coge una animación de pequeñas encrespaduras, pasando a ondas siempre más altas hasta llegar a ser rumorosas, espumantes y destructivas.
¿Y los colores del mar?
Cambian de lugar, varían en el pasar de las horas, en relación al tiempo, a su densidad y consistencia, a la vecindad de la costa, a los reflejos; a veces como espejo de imágenes perfectas; a veces en distorsión de imágenes a penas perceptibles en contraste y sobreposición de otra real, algunas quietas, serenas, otras perturbadas, violentas, pero independientemente de éstas, a veces gloriosas, divertidas, entusiasmantes, dramáticas, destructivas, en una inexorabilidad sin remedio y sin esperanza.
El hombre sufre la influencia del mar.
Las mutaciones que él manifiesta son vividas por el hombre con sensaciones, con involuciones, sentimientos positivos o negativos en relación a su carácter, a sus experiencias, a las capacidades intelectivas, a los pensamientos y a las relaciones psico-físicas propias.
Se crea una relación entre estas dos entidades en la cual las características, las manifestaciones de uno influencian , se contraponen o se balancean con la sensibilidad, las cualidades, el coraje y la valentía del otro.
Cada experiencia de esta vida en común deja en el hombre una señal física y otra en el carácter. La superación de las dificultades, de difíciles experiencias de navegación, templan el carácter del hombre que afronta los problemas de la vida con mayor firmeza e imperturbabilidad.
La quietud, la enorme relajación del uno transmite serenidad, gloria y seguridad al otro. La violencia en uno templa la resistencia y la voluntad del otro. La hace una medida proporcional a las necesidades para hacer frente y superar la situación contingente, el peligro, la sangre fría, intuiciones, decisiones inmediatas y acciones rápidas, son todas cualidades que el hombre de mar trae en sí experimentándolas, volcándose a la prueba, manipulándolas, empleándolas y reconstituyéndolas en cada necesidad, en cada ocasión de intervención.
Pero no todo es positivo en las relaciones entre el hombre y el mar. En cada manifestación existe un equilibrio entre ambos propósitos; el camino del medio entre lo exacto y lo equivocado, lo correcto y lo erróneo, tal como la navegación en bolina, en línea con el lecho del viento, en constante y duro equilibrio entre el exceso de la orza y del manejo de la vela mayor, que consienten el movimiento del mejor rendimiento.
De la experiencia con el propio mar hay quien deduce cualidades individuales tendientes a levantar el espíritu en una visión superior, siempre más clara y cumplida.
Está quien se deja arrastrar hacia el bajo, asimilando en su propio aspecto físico la mutación, la violencia, la peligrosidad del mar , accionándose hacia la inestabilidad del carácter, la inestabilidad de las pasiones, la violencia de los actos.
La experiencia particular en el mar se vive dramáticamente, dejando en el carácter, en la personalidad, las señales opuestas de la violencia ciega hasta su total destrucción del sí y de la vida.
El Compilador del Octálogo y de esta norma, comentándola, como buen navegante y conocedor del espíritu humano, ha decidido colocar en una forma límite el comportamiento del Hermano, imponiéndole la no violencia en cada momento, en cada aspecto y en cada circunstancia.
 
b) ¡ No ser orgulloso ni violento! No manifestar jamás con palabras y expresiones, en los modales, en los actos, en los comportamientos y pensamientos, propósitos de orgullo o de violencia.
Reprime en ti cada gesto de superioridad, cualquier atisbo de ira, sobre todo cuando nace, porque ella daña a tus Hermanos, no nos introduzcamos en habladurías y en disgustos; no provoquemos en ellos reacciones contrarias al espíritu y al carácter de la Hermandad de la Costa.
Nuestra unión fraternal no es un efecto de necesidad, de consanguinidad, no está obligada por la utilidad, por los intereses materiales, sociales, comunes.
Nuestra Hermandad existe porque es común entre los Hermanos, son sentimientos positivos, expresiones de la nobleza de ánimo, del amor del hombre hacia el mar, de admiración hacia la naturaleza; de fe y seguridad hacia la embarcación que nos consiente de vivir intensamente estas relaciones de amistad, en relación a los otros hombres a los cuales se les siente iguales, para demostrar de tener las mismas cualidades de vivir con los mismos sentimientos.
“Al serlo conseguirás queâ€, “Altrimentiâ€
Si tantas cualidades positivas dadas a algún Hermano no son comunes o no son de por sí aceptadas, han chocado, por la naturaleza orgullosa o violenta de alguno de nosotros, entonces es necesario de parte de los otros Hermanos una justa reacción.
El equilibrio que tiene juntos y unidos a los Hermanos se ha roto; la cadena que nos tiene unidos se dañará irremediablemente; las ideas comunes, los comunes sentimientos de amor y de amistad se han olvidado y perdido para siempre; vienen a faltar los presupuestos éticos, la común cualidad de respeto, de estima que estos hombres, sintiéndose iguales los unos con los otros, ya no reflejan todos el esplendor anteriormente sostenido, en alguno de nosotros ha dejado el puesto a la opacidad de su persona, a la oscuridad de un alma hoy perdida.
“Tus Hermanos se alejen de tiâ€, “I tuoi Fratelli ti abbandonerannoâ€
Es mejor dejar refunfuñar a este hombre orgulloso y violento en la furia de sus mismas llamas devoradoras y atender pacientemente, optimistamente que se transforme en Hermano.
Y si realmente es refractario a los benévolos principios, no queda más que abandonarlo en una isla desierta, para que tenga tiempo, toda su vida, para meditar sobre su carácter y sobre su índole antisocial y enmendarse.-
Si tan buenos sentimientos son por desgracia extraños a la totalidad de los Hermanos de una Nao, tanto que no se pueda salvar a alguno, no queda más que hacer que hundirla y dejar que ella, privada de las insignias de la bandera de la Hermandad de la Costa, navegue solitaria y sin existencia, a la deriva, hacia su destino nefasto y colocar en los astilleros otra que sea construida de un modo satisfactorio con los verdaderos sentimientos de la Hermandad de la Costa.
“Y quedarás sólo con tu pesteâ€, “ e resterai solo con la tua pesteâ€
El orgullo y la violencia son para el hombre de la sociedad civil y señaladamente por un Hermano embarcado en una nave, enfermedad grave, perniciosa y contagiosa: por esto quien tiene estas cualidades debe ser abandonado.
Una actitud tolerante, débil, de mal entendida Hermandad, arriesga de infectar toda la Nao y los síntomas negativos de la peste de uno se transmite sobre el otro y después sobre otro más de los Hermanos, por .lo tanto es mejor que no se deje que todos los componentes de la Nao sean afectados, hasta que la Nao ya no más gobernada y gobernable, no navegue en dirección al caos, para hacer un ejemplo de ella.
 
 
2.- La síntesis.
 
Si todo lo que hemos hablado y razonado hasta este punto puede ser por ustedes entendido, veamos una síntesis de la ley suprema.
Lo prohibido en esta ley contribuye e inspira los requisitos naturales y espirituales que debe tener el Hermano. Ellos caracterizan los contenidos de la Asociación.
La exclusión del ámbito de ella de los hombres orgullosos y violentos es un ulterior eelemento de especificación del tipo de hombre que constituye el corsario de la moderna Hermandad de la Costa.
A este hombre el Octálogo lo caracteriza en cada parte del aspecto espiritual, colocando en segundo plano aquel físico, igualando en calidad y en tenida a la exigencia de su navegación.
La prevalencia en este diseño del Hermano ideal, el Octálogo le da a sus cualidades espirituales, buscando en él equilibrio entre sus componentes físicos, mentales, espirituales, sin acceder ni tener ideal indulgencia en sentimientos de actos negativos de hostilidad; buscando en ellos la madurez de carácter, la separación de los intereses personales, la visión altruística de la vida y del servicio hacia el que tiene necesidad, en las relaciones sociales, en las relaciones con los Hermanos y con los otros navegantes cercanos a él, se da manifiesto de todos en cada circunstancia de amor, amistad, buena voluntad y solidaridad.
Pero todo esto considerado me parece poco para darle una idea del contenido espiritual de los valores éticos que están en el fundamento del Octálogo de la Hermandad de la Costa.
Sobre este argumento se impone una ulterior profundización para aquella que le sea posible hacer, en la esperanza de acercarse de alguna manera también por contraposición a la Verdad que se desprende de sus palabras, de sus expresiones y de sus preceptos.
 
 
 
3.- Los principios de la Ley Séptima.
 
En el mundo ideal, analizado por el precepto contenido en esta ley Séptima, ¿Qué principios podemos extraer? O ¿Qué otros deben ser confirmados y reforzados en sus propios contenidos?
a) El principio de la búsqueda de la madurez. y de la astucia del hombre me parece que resultan mejor especificadas las cualidades del Hermano de la Costa: que aquellas de la madurez del hombre; de la aplicación de las propias leyes y de los propios defectos en el empeño de cultivar los primeros y controlar los segundos; de verdad hacia sí mismo y hacia los otros, de conocer y reconocer propios límites y la posibilidad; de vivir exclusivamente en base a la capacidad real de cada uno sin falsas ilusiones, en perfecta vinculación con ellos mismos, en modestia y simplicidad.
b) El principio de la no violencia. De la paz interior.
No violencia hacia los Hermanos y hacia los otros hombres.
De la paz interior como medio para desarrollar las relaciones entre los hombres con todos los corolarios, que a tanto ideal sirven , de complemento y de amplia manifestación.
La disponibilidad, la colaboración, el espíritu de servicio, la solidaridad y el voluntariado en cada aspecto de la vida como un hombre solo o como inserto en sociedades naturales y civiles; en las relaciones con la naturaleza como quien vive en un planeta tierra con todo aquello que en él existe y cual sea su manifestación perenne.
 
4.- Las aplicaciones prácticas.
 
Examinemos ahora el aspecto práctico y hagamos hipótesis concretas.
¿Cómo se comporta un Hermano orgulloso y violento?
El Octálogo es en este propósito claro y lapidario: que sea abandonado para ser dejado solo con su peste.
Ninguna debilidad, ninguna piedad, ningún falso o erróneo sentimiento de tolerancia, ningún golpe de espada (sable), la mala hierba debe ser cortada, el tumor extirpado ya que puede infectar la nao y puede propagarse a las otras naos cercanas, sin más posibilidad de control, con el riesgo de toda peste y toda degradación, al nivel humano más bajo.
Como el agua, acumulada inadvertidamente en la sentina, existe el riesgo de hacer más pesada la nao
y hacer más lentos los reflejos, la maniobrabilidad, hacer su navegación más pesada, difícil y peligrosa, quita a ella esa agilidad, velocidad y eficiencia; arriesga de deteriorarse y deteriorar el resto de la tripulación y de las provisiones.
Como el agua de la sentina impone la necesidad de ordenar y limpiar de todas las maneras para que sea eliminada cada causa, cada efecto negativo en la vida de a bordo y en la feliz navegación; el hombre orgulloso y violento debe ser aislado, colocado en condiciones de no hacer la vida de la nave difícil. En condiciones de no influir negativamente sobre la serenidad y la tranquilidad de los Hermanos; de ofuscar la limpieza y luminosidad de las relaciones y de la recíproca convivencia. Y si propiamente el necesario amor y, aislamiento no la corrige y, si por el contrario, acentúa las manifestaciones negativas, se perfila la necesidad de abandonarlo para reconquistar la serenidad y la tranquilidad perdida por toda la Nao.
 

LEY OCTAVA
 
 
“El amor al Mar debe ser el culto de tus días; haz sacrificios a El observando estas Leyesâ€
 
“L’Amore per el Mare debe essere il motivo della tua vita;Sacrificala a tale culto osservando queste Leggi
 
 
 
1.- La interpretación. El análisis.

 
La expresión que es necesario interpretar para comprender la entera portada de este precepto es: “el culto de tus días†que en la versión italiana está traducido con “il motivo della tua vita†“el motivo de tu vidaâ€.
“El culto de tus días†a mi me parece que da la imagen de una práctica diurn e ininterrumpida.
Según mi parecer la expresión es más empeñosa en su traducción italiana “el motivo de tu vida†que es importante como deber moral y material.
El texto original me parece más reforzado porque no debe dejar espacio a distracciones, debilidades, aquietamientos y renuncias.
Pareciera que: ¡ “nulla die sine lineaâ€! (ningún día sin preparación) , no dejar que transcurra un día sin que tu hayas manifestado con el pensamiento, la palabra y la acción tu amor por el Mar.
“El culto†después de requiere a la mente la idea de la creencia religiosa hacia el Ser Sobrenatural del cual todos descendemos, dependemos y en cuyo amor nos refugiamos.
Aquí para nosotros, el objeto del culto no es el mar en su aspecto físico, lo que jamás podría ser, pero sí el Amor por él.
El amor cual esencia de la existencia misma del hombre; cual manifestación de sus mismas cualidades espirituales; cual “reflejo†individual, personal del Amor Universal que todo crea y ha creado, que todo contiene y todo mueve según reglas relacionadas seguramente a un plano que nos es desconocido, pero del cual somos parte e instrumento inconmovible.
La práctica diaria de este culto de amor trae causas en nosotros mismos, en nuestra naturaleza y en nuestra índole no sólo de hombres, pero sí de la Hermandad de la Costa.
Estos hombres que tienen su existencia anímica y por consecuencia su propia naturaleza en manifiesta armonía con la primera, orientada y focalizada sobre el rayo de la energía cósmica que le predispone a pensar, para coordinarse en operar con armonía con ese Amor hacia este elemento de la Creación en sus múltiples aspectos naturales que son su expresión.
Este, el amor al Mar ¡“debe ser†el culto de tus días! “debe serâ€: el comando que está dirigido al Hermano como un imperativo que no admite distracciones, frustraciones, pausas o renuncias.
¿Cómo deben ser las manifestaciones diarias de este Amor del Hermano por el Mar?
Mi modesta, tímida respuesta es: ¡ Cualquier manifestación de este Amor! De la más simple e inocua al igual que aquella simplemente contemplativa; en cualquier punto cognocitiva, refigurativa, descriptiva, de aquella de convivencia continua, de participación a la vida, del interés en la acción por la salvaguardia y la tutela.
 
“Haz sacrificios a El observando esta Leyesâ€
“La tua vita sacrificala a tale culto osservando queste Leggiâ€
 
La orden es: a El, a tal Culto y por lo tanto “ a la práctica diaria de manifestar tu amor por el mar, sacrifica tu vidaâ€
Sacrificar la propia vida es: dedicarse a un objetivo en la vida profundizando en ello cada empeño y exclusión, a una prevalencia de respeto a todos los otros por toda la duración de tu vida.
Para nosotros Corsarios, este orden se traduce en un empeño asumido con un juramento solemne, proferido en una ceremonia vibrante, cual es la investidura de amor por el Mar.
Amar el Mar todos tus días.
¿Cómo amarlo?
“Observando estas Leyesâ€!
El precepto es éste:
“Observa estas leyes y serás Hermano de la Costaâ€. Practícalas siempre , cada día de tu vida, practícalas de un modo que de ellas tu quedarás comprometido; hasta que su mismo sabor, sus colores, el mismo olor no haya penetrado a fondo en tu esencia más íntima, de Ellas no han invadido tu alma, de tal manera que ellas prioricen tu vida de hombre de mar y de tierra, aplicándolas espontáneamente, naturalmente en tus relaciones con el Mar y con los otros hombres, porque tu mismo salgas transformado , mejorado en el buen sentido, en una más elevada visión de la vida, una más amplia participación en los deberes morales del hombre, hacia sí mismo, hacia la naturaleza y hacia la Humanidad.
Y de esta observancia extraerás las reglas de tu coherente vivir civil, si tu estás en paz con tu propia conciencia;, ser distinguido y apreciado por los otros hombres; así hasta constituir por el ejemplo de rectitud, de bondad, de seriedad y de conocimiento. De constituir un punto seguro de referencia con el cual confrontarse lealmente, con el cual operar en plena armonía por el bien de la Naturaleza cual Ella ha sido creada y también de la Humanidad.
 
 
2.- La síntesis.
 
 
Las leyes del Octálogo no son por lo tanto solamente leyes de conducta asociadas, porque incidiendo profundamente en el alma del hombre los transforma haciéndolo un Corsario.
El valeroso conductor que enseña el pendón de la Bandera de la Hermandad de la Costa, fiel a un juramento coherente con sus búsquedas de vida de hombre de mar, se bate desinteresadamente por amor al Mar para defendernos la integridad, la salud, también la fuerza, la voluntad y el ingenio tengan poder.
 
3.- Los principios de la Ley Octava.
 
“El Amor por el mar debe ser el motivo de tu vida, sacrifícala a tal culto observando estas Leyesâ€
 
  Ahora todo es más claro a nuestros ojos, todo mejor se define y se completa.
El Amor es el elemento esencial, el principio fundamental de la Asociación de los Hermanos de la Costa.
Ella vive y de desarrolla al cubierto de la insignia de este sentimiento.
Ella nace como el hombre; se manifiesta en esta relación de unión existencial con el mar: se expande para salir d e los confines personales, para juntar otros hombres que por su sola naturaleza y por su sola selección ya viven de El. Reagrupa así hombres entre ellos afines, entre ellos para operar en actividad práctica común, para convivir la misma vida, sensaciones, sentimientos, todos unidos al Mar.
Los une y los hermana para crear entre todos ellos una amistad sincera, respeto en intención recíproca, lealtad en sus relaciones, en todas las actividades llevadas a cabo por este amor por el Mar. Este sentimiento, estas actividades, este vivir en común; este convivir por años, por una entera vida ,en la misma nao en común navegación, ahí unidos con los otros, son hechos que crean siempre nuevas experiencias comunes, recuerdos de vida común que favorecen el producir el sentimiento de amistad perpetua, que se insinúa en su propio ánimo hasta llegar a ser patrimonio indeleble de esta feliz existencia.
Sin conquistas personales del Hermano de la Costa porque él se las ha creado en sí y por sí; porque de su propia belleza el sólo puede nutrirse y vivir en paz con sí mismo, en armonía con los otros; en sus ojos la imagen de la conquistada serenidad interior; en ella el color de su mar, el reflejo de sus velas y de su Nao; en sus acciones la importancia del Amor Universal que lo hace trascender este mundo, ésta su experiencia terrena, para lanzarlo en otra realidad, otras navegaciones a lo largo de la ruta de la búsqueda del Océano de la Eternidad.
Todo esto para nosotros Hermanos no constituye un honor, no es n sacrificio. Y con alegría interior que nos apresta cada vez a repetir las mismas formas de navegación, cada uno de nosotros en todos los mares del mundo en un rito común, hecho de maniobras, de sentimientos, que trascienden en prospectiva, en el recuerdo de los hechos contingentes para sumir los componentes esenciales del carácter del yo, transformado por una visión, de una idea toda nueva de esta existencia hoy día iluminada por la verdadera fuerza que mueve todas las cosas: la fuerza del Amor Perenne, del Amor Universal.
 
* * *
 
El Amor entre los Hermanos.
Ahora transferiremos el contenido de esta ley sobre nosotros mismos a nivel personal, del dato objetivo al subjetivo, para analizar cuales son nuestros deberes.
Hemos concluido nuestra búsqueda sobre los contenidos del Octálogo concordando con este resultado: el Amor es el elemento Primero, el Principio fundamental de la Asociación de los Hermanos de la Costa.
Debemos por lo tanto deducir que el Amor es el elemento común entre nosotros y el mar, entre nosotros Hermanos. Consecuentemente entre nosotros y todo el resto de mundo.
Entre nosotros Hermanos.
Examinemos este aspecto: el amor, la amistad sincera entre nosotros, el afecto fraterno.
El Octálogo nos da todas las indicaciones; cuando afronta comportamientos negativos, nos da ordene
precisas y nos amenaza con sanciones, abandonos y desembarcos. Nos ofrece un modelo para continuar, para construirnos una ruta precisa que tenga una meta, a través de las órdenes del Capitán cual Padre Espiritual.
Construye alrededor de nuestra persona el modelo de Hermano, completo como nuestra uniforme, con la insignia indeleble de la Hermandad.
Colocándosela, todos los otros nos reconocen como Hermanos de la Costa y nos atribuyen caracteres y cualidades, méritos y desméritos ,cuya propia imaginación, su propia experiencia entre las relaciones interpersonales sugieren..
Vistiéndola nosotros nos confirmamos Hermanos de la Costa y asumimos la naturaleza, el rol, el destino.
¿Pero como procedemos, como debemos hacer, quién nos enseña amarnos como Hermanos, a amarnos como amamos nuestro mar?
¿Quién nos libera de lo que comunmente somos para clarificar nuestra personalidad de las intenciones egoístas y orientarnos predisponiéndonos interiormente al amor por los otros?
¿ Es locura, es ilusión o es una posible realidad?
¿En verdad nuestro amor por el mar, el amor por nuestra vida de hombre de mar cual deportistas; nuestro amor por la aventura en mar, en el barco, a maniobrar con el timón, ordenar las maniobras de las velas, las ondas, es tal de cumplir el milagro de hacernos superar o dejar a un lado la parte egoísta de nosotros, colocar por parte nuestra nuestros intereses personales, para consentir el libre acceso en nuestro ánimo, de un sentimiento de amistad hacia otros hombres?
¿Será alguna vez posible que tal milagro suceda sólo porque tenemos con ellos una común pasión, un común sentimiento de amor, insertos en la relación entre cada uno de nosotros y el deseo nuestro de practicar los deportes náuticos y en la diversidad de que ello avenga sobre el elemento líquido llamado Mar?
¿En verdad nuestra pretensión, nuestra ilusión de sentirnos corsarios atribuyendo cosas a nosotros de la mejor calidad, los nobles ideales de Patria, de fidelidad a la Reina y al Rey que nosotros hemos atribuido por vía de nuestras propias patentes de corsarios. Asignando a ellos el rol no sólo egoísta de depredar y asesinar, sino que también la finalidad ideal, altruísta, realizada a pesar del riesgo de la propia vida, de defensa de la Patria contra el enemigo. Asumiendo sobre sí mismo cada deber, cada riesgo sin cubrirse con ninguna defensa sino la propia, con todos aquellos organizados militarmente en flotas bien equipadas, disciplinadamente estructuradas, profesionalmente gestadas. En verdad estos pequeños pensamientos, nuestras propias convicciones pueden operar en nosotros este milagro?
¿Debemos realmente creer que pueda estar todo nuestro pensamiento, una fuerza que nos empuje a transformar nuestro ser, de cómo se hayan construido para preparar y afrontar el problema de la vida; para arribar o superar las tareas prefijadas, para satisfacer nuestra personalidad. Una fuerza que nos empuja hasta formarnos en nuestra íntima conciencia, capaz de hospedar, nutrir y reconocer este nuevo sentimiento de amor?
¿Consentir que este sentimiento está presente en nosotros, condicione nuestras elecciones, nos predisponga y nos imite en un comportamiento que no sea lo normal, natural y no exista un mezquino interés?
¿Qué no sea la pasión por un común interés que nos lleve recíprocamente riqueza económica, por una relación que satisfaga recíprocamente nuestros sentidos; que apague nuestras sensaciones y nuestra personalidad; pero que sea manifestación de amor hacia otros hombres, distintos de éstos, porque concebidos entre sentimientos de otra naturaleza, esta vez puros y nobles como el alma humana lleva a formular y nutrir?
 
El ejemplo de la naturaleza de este amor todos nosotros lo hemos entendido y tenido conocimiento de él, porque nos acompaña siempre la evolución de la Humanidad; porque ha sido ya formulado, expuesto y practicado de miles maneras.
Es el amor platónico, es el amor del “dolce stil novoâ€, amor entre Caballeros de la Tabla Redonda, entre los caballeros del Templo, entre los Cruzados en Tierra Santa, entre los Mosqueteros del Rey, entre los Vikingos, los Griegos destinados a conquistar otros litorales, de Ulises, de Eneas, de Cristóbal Colón y de los otros navegantes para aventurar a descubrir nuevas tierras.
Es el amor hacia el prójimo, hacia el que sufre, hacia los indefensos, los necesitados, que empuja al hombre a acomodarse en defensa de los más débiles para ayudarlos a vivir y a levantarse, para ofrecer a ellos una mano de ayuda, de solidaridad y de apoyo.
Es el  amor hacia este mar que todos usufructuamos y nadie ayuda; que todos saquean, destruyen, sin que ninguno de ellos lo preserve, reconstruya; este mar que no lamenta las heridas propias, ya que el arriesga de empobrecerse, de enfermarse para morir.
El amor de la Hermandad de la Costa nos llama a estos conceptos de amor, se compone de estas mismas cualidades humanas para asumir en concreto los caracteres que en estas páginas nos hemos esforzado de aclarar, a nosotros mismos, bien o mal que sea; en la esperanza que quién nos lea pueda encontrar motivos de mayor profundidad y mejor y más lúcida elaboración.
Porque este milagro de amor avenga no es sólo suficiente la sola presencia de los Hermanos de la Costa.
Ocurre en convencimiento profundo de las verdades contenidas en este Octálogo, la aplicación sincera y honesta de éste, ocurre que sea una muestra natural, de espiritual disposición.
El hombre egoísta, egocéntrico, vinculado estrechamente a su personal manera de ser, que ha quedado entregado en la necesidad de afirmar si él mismo, con cualquier medio, tendrá dificultad de concebir, de entender, de practicar con conocimiento, honesta y sinceramente el comportamiento del Hermano de la Costa.
Hombres de esta naturaleza pueden demostrar entre nosotros su presencia y de ella podemos tomar el acto como un hecho natural y necesario.
Pero este estado de cosas no debe de descorazonar a ninguno porque no es ninguno de nosotros perfecto; porque cada uno de nosotros viene de lejos, somos desconocidos a nosotros mismos, no sabemos cuales serán nuestras selecciones, cuales serán nuestras rutas, nuestras mutaciones; en destino señalado sobre nuestras almas.
Entonces nosotros debemos de retener que la conquista de este amor es para nosotros, Hermanos de la Costa, un hecho personal.
Entramos en Hermandad y en ella cada uno de nosotros inicia la navegación con una partida distinta; se mueve en base a handicaps diversos , pero verdaderos y sin un rating que coloque a la par de uno con los otros.
Siguen su ruta cruzando la propia con la de sus otros Hermanos; distanciándose de otros que tienen diversas características de velocidad, bravura y aprendizaje. Alejándose de otros con los cuales no existen afinidades entendidas, dignas de ser llamadas, de coraje, cultivadas, desarrolladas. Pero con todos dialogando, participando, interviniendo, solidarizando, para que cada uno pueda salir de sus propios problemas; alejándose del mal tiempo; entrar felizmente a puerto.
Siguen su ruta cruzando la propia con la de otros Hermanos; distanciándose de otros que tienen diversas características de velocidad: de hermandad, de maestría. Alejándose de otros con los cuales no existen afinidades entendidas, dignas de ser llenadas de coraje, cultivadas, desarrollada.
A todos indistintamente les ha sido dada la ocasión de abrir el ánimo de amor fraterno, a la justa y recta comprensión del Octálogo, a la capacidad de intuir los principios, los ideales para compartir con los Hermanos con mayor altitud y comprensión.
El Amor Fraterno es por lo tanto una de nuestras conquistas personales buscada por cada uno de nosotros con atención, deseada con determinación; practicada con consecuencia hasta que haga parte de nuestro interior, de nuestra vida de cada día; hasta que nos sea manifestada en ideas, comportamientos y planos.
Dilucidemos por lo tanto el ánimo de los pensamientos egoístas, de las sensaciones, de los sentimientos que condicionan negativamente nuestros comportamientos; limpiemos nuevamente de esos sentimientos negativos que nos separan de los otros con un buen golpe de puño; hagámoslo simple en la formulación del pensamiento sincero hacia nosotros mismos, honesto en nuestros entendimientos; iluminémoslo con nuestra tímida, tenue luz de amor, dediquemos a esa luz toda nuestra atención porque toma fuerza y vigor, hasta que se transforma en faro sobre el cual colocar la atención de nuestros ojos; sobre el cual tener la ruta de nuestra vida porque nos endereza hacia nuevos, pero amplios horizontes, hacia rutas más altas y apague nuestra sed de conocimiento, da sabiduría y de amor.
 
* * *
 
 
4.- Las Aplicaciones Prácticas. La Investidura.
 
Si al final de la Hermandad y del Amor por el Mar en todas las posibles, lícitas actividades prácticas, el medio para que permanezcan es que sean investidas en ceremonias solemnes.
 
Nuestra Investidura.
 
Es ella la luz sobre la cual se mueve y rueda el elemento personal de la Hermandad de la Costa.
Es el punto de llegada del Aspirante y aquel de partida del Corsario.
Para el primero se solicita el ingreso a la Asociación ; para el segundo su derecho a continuar con el título de Hermano de la Costa; a levantar sobre el mástil más alto de la nave sobre la cual navega la propia insignia; a ser escuchado por los otros corsarios en condición de Hermano; a proceder y manejar en respeto a la observancia del Octálogo y los principios en los cuales se inspira la moderna Hermandad de la Costa.
A la investidura los Aspirantes no llegarán sin estar preparados porque han frecuentado la Mesa de pertenencia por lo menos dos años hacia atrás, participando los zafarranchos organizados en tierra firme, en las guaridas de los Hermanos o en navegación y a la gira.
La vida de una Nave Corsaria no está hecha solamente de bebidas del tradicional ron o rotas y quebradas por golpes de cañón hechos por los Hermanos; de la participación a las salidas en mar individuales o colectivas a lo largo de cualquier ruta; en crucero o en regata; no está hecha sólo de estudios profundizados, conversaciones sobre varios aspectos de la navegación, sobre las técnicas y experiencias del gobierno de utilización de la barca en muchas actividades marineras; o cuando pueda formar, en relación al mar objeto de actividad náutica, administrativa o legislativa.
La vida de Nao se desarrolla sobre la base de una cálida y sincera amistad entre hombres, unidos por el común amor hacia el mar, por una común adicción del rol que este elemento vital desarrolla para favorecer a la Humanidad; de una común experiencia vivida en el mar y sobretodo a la vinculación de Hermandad comprometida, a la adhesión completa de los contenidos del Octálogo.
En esta nueva atmósfera, tan distinta que se vive entre personas que se encuentran juntas en el interior de un Club Náutico, el Aspirante, rodeado emotivamente y espiritualmente comienza a conocer y a entender qué cosa lo junta, qué anima a esta persona de apariencia similar a todos los otros navegantes; en substancia empeñados en conseguir un fin común: vivir y aplicar reglas de buena Humanidad, de correcta conducta a los otros hombres de mar, hacia el Mar.
La recíproca comprensión y el evidente aprendizaje de superiores Principios, trascienden la atención común en la disponibilidad de tomar examen de embarque al Aspirante de la Nao. Así, transcurrido el bienio los Hermanos de la Costa se reúnen y en la unanimidad deciden la admisión para presentarlo al Gran Consejo y al General que deliberarán si no existen oposiciones sobre su definitivo enrolamiento.
La deliberación y el epílogo de un procedimiento que se inicia con la presentación a los miembros del C.G.de G. del Aspirante por parte del Lugarteniente de la Nave y de un Padrino que alabará las cualidades de buen marino y de buen Aspirante; prosigue con la intervención de un componente de C.G. de G., en función de abogado del diablo que colocaría en evidencia con una especie de fallo para colocar al Consejo en condiciones de decidir con la necesaria prudencia.
Para que dicha admisión sea perfecta y eficaz es necesario proceder a la investidura del nuevo corsario.
Esta nace y se desarrolla en el curso de una ceremonia solemne, sugestiva y densa , de significados simbólicos.
Dada su importancia, otras Hermandades de la Costa proceden a invitar solamente a los Hermanos en un convenio reservado.
En Italia, ya que es una ocasión de gloria para todos los interesados, es tradición que se celebra en Zafarrancho nacional, en la presencia de parientes del enrolado y también de los Hermanos, de sus propias esclavas y de los más antiguos Hermanos de la Hermandad.
Los elementos esenciales son:
-El “sable de abordajeâ€, forjado en acero puro con incisiones y símbolos de la Hermandad de la Costa. En Italia es un ejemplo el sable de la Mesa de Siracusa forjado por el maestro Pino.
 
-El Octálogo, para recitar en su lengua original y en la italiana;
 
-Los oficiantes:
El Gran Maestro de la Hermandad Italiana ( en lugar del Lugarteniente);
El Escribano Mayor (con su uniforme de Contramaestre);
El Armero Mayor (en sustitución del Teniente)
 
 
 
 
 
Las fases de la ceremonia.
 
 
El Escribano Mayor invita a todos los presentes a permanecer en silencio y a participar con un necesario recogimiento en el evento solemne que está por cumplirse; a continuación presenta a los Aspirantes (que han estado ya predispuestos, con los respectivo padrinos o madrinas y con la banda negra que cubre el ojo izquierdo), llamándolos por su nombre propio y por Mesa de pertenencia: ellos confluyen al centro de la sala donde se desarrollará la ceremonia.
Dice el Gran Maestro: “Vamos a investir a los nuevos Hermanos de la Costa. Escribano Mayor, traiga a los Aspirantesâ€.
El Escribano Mayor: “Os presento a los Aspirantes que han merecido entrar a nuestra Hermandadâ€
Frente al Aspirante está el Gran Maestro asistido por el Armero Mayor que custodia el “sable de abordaje†con el cual se procederá a las investiduras; el Gran Maestro tiene en sus manos el pergamino en el cual se ha grabado el Octálogo en lengua española. A la derecha del Gran Maestro está el Escribano Mayor, en su mano sostiene el pergamino del Octálogo en italiano.
En la penumbra, discretamente, se escucha el coro del Nabucco y se cumplen las fases de la ceremonia.
El Gran Maestro dirigiéndose a los Aspirantes dice: “Aplaudid y de este modo para demostrareis que vuestro enganche fue voluntario en la fraterna Nave de la Costaâ€.
EL Escribano Mayor continúa con el aplauso.
“Sacadle la venda†(el padrino o la madrina cumplen lo ordenado).
El Gran Maestro: “Desde este momento sois Hermanos conscientes de vuestros actos y tened una perfecta visión del horizonteâ€.
El Escribano Mayor invita a cada Aspirante a arrodillarse sobre la rodilla derecha y el padrino ( o madrina) a colocarse a sus espaldas.
A los Aspirantes arrodillados, el Gran Maestro: “Colocad la mano derecha sobre la patente original y la izquierda sobre el hombro derechoâ€.
El Gran Maestro recita una por una las leyes del Octálogo en español y el Escribano Mayor le hace eco repitiéndolas en italiano.
Finalizada la lectura el Gran Maestro invita a los Aspirantes a prometer fidelidad al Octálogo y respeto a las legítimas deliberaciones comprometidas por los miembros de la Hermandad de la Costa.
Los mismos prestan solemnes promesas.
Mientras la sala se ilumina completamente, las notas del Nabucco asumen el volumen de la solemnidad.
El Armero Mayor ha desenvainado el sable de abordaje, con él procede a la investidura de cada Hermano, imponiéndolo en orden sobre la espalda izquierda, sobre la derecha y sobre su cabeza.-
En mi bienio de Gran Capitán, procediendo personalmente a la investidura declaraba: “Te nombro, te constituyo, te creo Hermano de la Costaâ€.
Después invitándolo a levantarse decía: “Tu eres mi Hermanoâ€.
Continuando el Escribano Mayor consigna a cada uno de ellos su particular “patente de corsoâ€, el “banderín negro†con el número de “bitácoraâ€.
Un cálido apretón de manos y un rudo abrazo ratifican lo acaecido en el barco.
El Gran Maestro: “Un nuevo Hermano de la Costa entra a formar parte de la Asociaciónâ€.
Flash, bullicio, transforman esta sala, antes silenciosa y concentrada, en una fiesta goliárdica en la cual los recién iniciados, todavía confusos y emocionados, ceden al asalto de los Hermanos, de las esclavas, de los amigos y parientes en una mezcla de abrazos , congratulaciones y gestos afectuosos.
Poco a poco los festejados se separan en la gran sala; los clamores se atenúan y la alegría cede el paso al tono solemne de siempre.
Todos se han callado conscientes de que un gran acontecimiento se ha cumplido; un evento que garantiza, en el futuro, el perpetuarse de la idea y del espíritu de la Hermandad de la Costa, custodiado en las almas de los nuevos jóvenes Hermanos que confirma el convencimiento que otros hombres, otros Hermanos, tomarán los cargos para absolver con buena voluntad y con la modestia de sus propios medios, roles benéficos en el mundo multiforme de la marinería.
El Gran Maestro: “Cada uno a su propio puestoâ€
“El Escribano Mayor ordena una andanada de tres descargas en honor de todos la Hermanos del Mundo, que aumenten los propios efectivos con el enganche de estos nuevos Hermanos de la Costaâ€.
El Escribano Mayor. ordena disparar tres disparos de cañón.
* * *
 
5.- Las normas para efectuar el Zafarrancho.
 
Existen concretas normas establecidas para efectuar el Zafarrancho ordinario y para las investiduras,
 utilizadas en Valparaíso durante el Zafarrancho del 3 de julio de l953 y aprobadas sucesivamente por el Consejo de los Quince, publicadas en Italia en el Primer Diario de a Bordo- año 1957- impreso bajo la responsabilidad de la Hermandad Italiana.
 
A- Procedimiento de inicio de la navegación:
 
Cada asistente tomará su puesto (calzo) frente a su propia silla.
El Contramaestre procederá a asignar las sillas (los calzos) de los invitados, si los hay.
Lugarteniente: “ En posición de abordaje†(Cada uno de los Hermanos se colocará de pie con los brazos cruzados frente al pecho, que representan simbólicamente las tibias cruzadas); “Vamos a dar inicio a este Zafarrancho, que una vez más reúne a los Hermanos de la Costa, cuyo horizonte es el de construir una amistad fraterna sobre la base del amor por el mar, inspirándose en el ejemplo que nos dieron los antiguos navegantes que hicieron del mar su propio y sagrado focolarâ€.
(Todos se sientan, cada uno en su propia silla)
El Lugarteniente a continuación procede a trazar la ruta, indicando los diferentes rumbos y el número de cada uno que la seguirán.
Llama a los invitados con mención de sus propios títulos y honores; a los jóvenes que han solicitado el enganche.
Por lo tanto se navega junto a la ruta trazada.
 
B- Procedimiento para la Investidura de nuevos afiliados.
 
Se procederá a este acto inmediatamente después de haber trazado la ruta y no más de dos veces por año.
En el intervalo (mientras que el Lugarteniente inicia la navegación), los candidatos serán examinados por el Contramaestre o por otro oficial fuera de la sala; con un pañuelo rojo o negro sobre la cabeza, una venda negra sobre un ojo y con las manos amarradas con una cinta negra y cruzadas sobre el pecho.
 
Lugarteniente: “Procederemos a investir a los nuevos Hermanos de la Costa. Contramaestre, traed a los Aspirantesâ€.
 
Contramaestre: (Trae a los Aspirantes). “Os presento a los aspirantes†(y los llama por su apellido) que han logrado entrar en nuestra Hermandadâ€.
(Da lectura a la investidura de modo que sea visible por parte de todos los asistentes <presentes>).
 
…...Lugarteniente: “Aplaudid†(el Contramaestre da el visto bueno).
“De este modo demostrad que vuestro enganche fue voluntario en la fraterna Nave de la Costaâ€. “¡Sacad la venda!†(el Contramaestre sigue).
“Desde este momento sed hermanos consientes de vuestros actos y tened una perfecta visión del horizonteâ€
“Colocad vuestra mano derecha sobre la patente originaria (o, en su ausencia un libro de tradiciones marineras), y la izquierda sobre el hombro derechoâ€.
 
Teniente: (lee el Octálogo y lo hará en voz alta). (al fin los candidatos dirán) “¡Lo prometoâ€! ( ya los habrá avisado anticipadamente).
 
El Lugarteniente consigna a cada uno las insignias, colocándolas en el ojal de la chaqueta y una bandera negra. A continuación lo felicita con un abrazo y con un apretón de manos.
A continuación ordena: “Cada uno a su propio calzo†(todos se sientan).
“El Contramaestre ordena una batería de tres descargas en honor de todos los Hermanos del Mundo que aumenten sus propios efectivos con el enganche de estos nuevos Hermanos de la Costaâ€.
 
Contramaestre: (Dirigiéndose a los Hermanos de todas las jerarquías) “Todo el mundo de pieâ€.
“¡Preparad las baterías!â€. “¡Alistad las baterías!â€
“¿Listos?â€
“¡Fuego!â€.
(Golpe, al unísono, de todos los asistentes<participantes> con la palma de la mano sobre la mesa).
(Se terminan estos cañonazos)
“¡Orza a la derecha!â€.
“¡Orza a la izquierda!â€.
“Todo el mundo sentadoâ€
 
El Lugarteniente ordena:†Continuad con la comilonaâ€.
   (Esto significa que pueden disponer de su rancho tranquilamente).
 
 
 
 
C- Desarrollo de la ruta.
 
(Después de pasado un tiempo el Lugarteniente indica al Hermano que deberá trazar el “rumboâ€)
 
El Lugarteniente ordena: “Contramaestre tomad el pito e imponed silencio†(el Contramaestre lo ejecuta hasta que no se sienta ni volar una mosca).
El Hermano desarrolla su discurso.
Al término se le tributa un aplauso general.
El Lugarteniente, resaltando las líneas y el tenor de la exposición ordenará al Contramaestre de consignar un puñal al orador, símbolo que significa el aprecio de su valentía, caballerosidad e inteligencia.
En el caso que el discurso no haya satisfecho, se le enviará una tibia, que constituye una amenaza de muerte si no se remedia en sus acciones futuras.
Mientras que el Hermano orador agradece, de pie, el puñal, el Lugarteniente se levanta y propone “Un brindis por el Hermano que trazó el rumboâ€.
(Todos levantan su vaso y beben en honor del orador).
 
D…Clausura del Zafarrancho.
 
.- El Lugarteniente ordena: “¡Colocarse en posición de abordaje!â€.
Cada cual se coloca de pie con los brazos entrecruzados
“Teniente proceda a dar lectura a la oraciónâ€.
Teniente: “Mar, yo – Hermano de la Costa- te formulo mi promesa: elogiar tus maravillas y tu fuerza;
ayudar a mis Hermanos y a cualquier navegante en peligro; servir a las tripulaciones y a las naves; proclamar que el vivir sobre tus aguas significa la prosperidad de los pueblos y la alegría e los hombresâ€.
“Consagrarte mis mejores momentos y obedecer a tus constantes lecciones de belleza y libertadâ€.
“Seré fiel contigo, con mis Hermanos y con todos los hombres que se han consagrado a ti, Mar Soberanoâ€.
“Consérvame siempre a tu imagen y semejanza para defender la libertad en cada momento y hasta la muerteâ€. (Coro de las voces de los asistentes, al unísono).
“Así seaâ€.
 
 
- Fin del Zafarrancho.
 
Lugarteniente (Termina el Zafarrancho con las palabras de uso):
“ Buen viaje hasta el próximo encuentroâ€.
 
 
 
LOS PRINCIPIOS DE LA HERMANDAD DE LA COSTA
 
 
 
 
I.- Los Principios.
Del análisis e interpretación de las reglas del Octálogo hemos extractado algunos principios:
 
Estas expresiones de la Primera Ley son:
 
a) Principio de la Hermandad de la Costa
b) Principio de la Jerarquía Espiritual.
c) Principio de la obediencia espiritual
 
Hemos evidenciado la función del Capitán como Padre Espiritual -Hermano Mayor.
Aparece un método del “como siâ€.
 
De la Ley Segunda:
 
a) Principio de la Paz y de la Amistad
b) Principio de Igualdad de los Hermanos
c) Principio de Tolerancia
d) Principio de Universalidad del Precepto
 
De la Ley Tercera:
 
a) Principio de la Hospitalidad entre los Hermanos
b) Principio de la Solidaridad
 
De La Ley Cuarta:
 
a) Principio de la libertad de escoger en las acciones y consiguientemente asunción de responsabilidad
c) Principio del justo equilibrio entre el hecho y la acción.
d) Principio punitivo
e) Principio de libertad corsaria como evasión de la estrictez de la propia vida ordinaria.
 
De la Ley Quinta:
 
a) Principio de Amor Fraterno
b) Principio de Igual Dignidad entre los Hermanos
c) Principio de Colaboración entre Hermanos
d) Principio del Voluntariado por Espíritu de Servicio
 
 
De la Ley Sexta:
 
a) Principio de Sociabilidad
b) Principio de Convivencia entre Hermanos de la Costa y de los otros hombres de mar
c) Principio de Interdependencia
d) Principio de Promoción, de Vigilancia, sobre acontecimientos de vida del Mar y de sus habitantes que lo componen
 
De la Ley Séptima:
 
a) Principio de la búsqueda de la Madurez, de la Inteligencia del hombre
b) Principio de No Violencia hacia el Hermano
 
De la Ley Octava:
 
a) Principio del Amor como elemento esencial de la Asociación de los Hermanos de la Costa.
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